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La historia de Griselda Blanco, la mortífera «reina de la cocaína» que inspiró la nueva serie de Netflix

«La reina de la cocaína«, «la madrina» o «la viuda negra» son algunos de los apodos con los que se conocieron a Griselda Blanco. A pesar de ser eclipsada por sus contemporáneos como Pablo Escobar o «El Chapo» Guzmán, el nombre de Blanco infundió mucho más terror durante la época dorada del narcotráfico entre Colombia y Estados Unidos, siendo precursora de los cárteles de droga y el sicariato en moto, además de estar detrás la peor ola de muertes en la historia de Miami. Sin embargo, su historia no había llegado a las pantallas hasta que Netflix decidió lanzar una miniserie basada en su vida, protagonizada por Sofía Vergara.

El próximo 25 de enero llega a la plataforma de streaming Griselda. La ficción aporta una nueva visión a un género tradicionalmente dominado por personajes masculinos y que, a pesar de recibir críticas por perpetuar el estereotipo del narco latino, sigue resultando tan rentable como atractivo para los estudios y plataformas, según observa la actriz que interpreta a la criminal.

Sofía Vergara y una gran composición en la impactante Griselda que ya se puede ver en Netflix

«Como era mujer, podía salirse con la suya en muchas cosas y desaparecer cuando lo necesitaba; nadie esperaría que una mujer dirigiera un cartel de ese tamaño. La gente piensa que una mujer nunca podría ser tan malvada«, expresó Vergara en diálogo con la BBC. «Ella es madre, villana, amante y asesina, todo al mismo tiempo. Ella muestra, por encima de todo, lo complejos que pueden ser los humanos», añadió.

Quienes conocieron a Blanco recuerdan lo peligrosa que era. A tal punto era su poder y violencia que algunos le atribuyen a Pablo Escobar una frase donde expresa el temor que sentía por ella: «Al único hombre al que le he tenido miedo es una mujer llamada Griselda Blanco».

«Griselda es la persona más malvada que he conocido en mi vida. Otros mataban porque tenían que hacerlo; Griselda mataba porque lo disfrutaba. Podía verse la sed de sangre en sus ojos. Eran ojos de muerte», afirmó Max Mermelstein, un piloto del narcotráfico que terminó convertido en informante de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés). 

«Ella tenía que sobrepasar, demostrar que no perdonaba a nadie, si no, la pisotean. Si ella le debía dinero a usted y no quería pagarle, lo mandaba a matar, si usted le debía dinero a ella y usted no quería o no podía pagarle, también lo mandaba a matar”, recordó el exdetective de Homicidios y luego jefe de la Policía de West Miami, Nelson Abreu, en entrevista con Univisión. «A Griselda le encantaban los asesinatos. Los cuerpos se alineaban en las calles de Miami como resultado de sus enemistades», agrega un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Un inicio temprano en el mundo criminal

Griselda Blanco
Según las autoridades estadounidenses, Griselda Blanco estuvo detrás de la ola de violencia y sangre que azotó a Miami en las décadas del 70 y del 80.

Ana Griselda Blanco Restrepo nació en Colombia el 15 de febrero de 1943. Algunas versiones sitúan el lugar de nacimiento como Cartagena, mientras que otras apuntan a que fue en Santa Marta, donde fue bautizada. A mediados de los años 50, la joven llegó a Medellín junto a su madre huyendo de la pobreza y de los abusos de su padre.

En aquella ciudad comenzaría su carrera criminal a tan solo los 11 años. Según su expediente delictivo, a esa edad colaboró en el secuestro de un niño al que acabó asesinando después de que su acaudalada familia se negara a pagar el rescate. Poco más tarde, se cree que se dedicó a la prostitución y a cometer pequeños hurtos llegando a liderar su propia banda de carteristas, hasta que conoció a Carlos Trujillo, su primer esposo de quien mantendría su apellido hasta su muerte.

Trujillo era un falsificador de documentos y la animó a emigrar ilegalmente hacia Nueva York cuando ella tenía 21 años. Juntos tuvieron tres hijos: Uber, Dixon y Osvaldo, y ella comenzó a vender marihuana. Sin embargo, la historia de amor tendría un trágico desenlace cuando el hombre murió a comienzos de los años 70. Algunos sostienen que la causa de fallecimiento fue cirrosis, mientras que otros afirman que fue asesinado por orden de Blanco.

El nacimiento de «la reina de la cocaína» y «la viuda negra»

En esa misma ciudad estadounidense conoció a Antonio Bravo, su segundo marido y la persona que la introdujo al narcotráfico. Radicada en Miami con sus hijos, la dupla Blanco-Bravo comenzó a coordinar una operación que les reportaba, según cálculos de las autoridades, unos 80 millones de dólares al mes, lo que les permitió una vida lujosa.

La pareja comenzó exportando pequeñas cantidades de cocaína a Estados Unidos a través de «mulas»; aunque al poco tiempo el negocio creció y transportaban tanto marihuana colombiana como cocaína que conseguían en Perú y Bolivia y que enviaban al país norteamericano por medio de una flotilla de aviones.

Griselda Blanco
Sofía Vergara interpreta a Griselda Blanco en la miniserie de Netflix.

Insaciable de poder, Griselda se convirtió en la persona más temida de la cúpula narco, lo que le valió sus apodos de «la jefa», «la reina» o «la madrina» de la cocaína. De acuerdo con los expedientes, se le atribuyen alrededor de 200 asesinatos. El modus operandi de la mayoría de ellos fue por pistoleros sobre motocicletas, una práctica que, según se dice, ella inventó.

Tras cinco años de notable crecimiento de su imperio criminal, en abril de 1975, «la madrina» fue acusada por varios cargos criminales, por lo que tuvo que escapar de Miami en un avión privado con destino a Bogotá. De vuelta en su tierra natal, asesinó a su marido bajo la sospecha de que le robaba dinero, en una balacera donde murieron siete personas. Ese hecho le atribuyó el apodo de «La viuda negra».

El declive de Griselda Blanco, la mente detrás de la «guerra de la cocaína» en Miami

Griselda Blanco

A finales de la década del 70, Blanco regresó a Miami en un escenario que seguía siendo violento, pero donde habían surgido otros capo narcos tras su ausencia, lo que le acarreó nuevas enemistades. En ese sentido, en 1979 ordenó el asesinato de Germán Jiménez Panesso, un poderoso narcotraficante que operaba en esa ciudad. Su brutal ejecución en medio de la tarde del 11 de julio dio el inicio a lo que se denominó la guerra de los “Cocaine Cowboy” que marcó una violenta época en la historia de Miami.

Al respecto, en 1980 la ciudad de Miami tuvo que pedirle a la cadena de hamburguesas Burger King que le alquilara un camión para congelar carne, con el fin de albergar parte de los 573 cadáveres que dejó ese año la racha de homicidios en la ciudad. Un año después, ese número iría en aumento en lo que sería el año más violento de la “Capital del sol”: 621 personas murieron asesinadas. “Si Griselda Blanco no hubiese existido, no habría habido guerra de la cocaína”, escribió Mermelstein en su libro El hombre que hizo llover coca.

En medio de su ascendiente carrera criminal, Blanco se caso con el sicario David Sepúlvera y nació su cuarto y último hijo: Michael Corleone Blanco, nombrado en honor al descendiente del capo más famoso de la ficción. «Le encantaba el poder que le daba ser matriarca de una ‘familia’ de la cocaína, y modeló su organización a partir de la familia mafiosa retratada en la película El Padrino«, expuso el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Griselda Blanco

Cuando la policía la empezó a acorralar, Griselda se volvió paranoica, lo que le trajo problemas en sus negocios y en su matrimonio, ante lo que, en 1983, Sepúlveda tomó a su hijo y regresó a Colombia. En respuesta, la mujer ordenó su muerte para recuperar al menor, aunque esa información no fue confirmada. Sepúlveda fue “asesinado por hombres vestidos de policías en Medellín”, según indicó el Miami New Times.

En un intento de alejarse de los problemas, Blanco les dejó el negocio en Miami a sus hijos y se fue a vivir a California junto a su madre y a Michael. Sin embargo, sus descendientes no supieron manejar el imperio con la misma astucia e inteligencia que su mamá, por lo que en pocos meses quedaron en la mira de las autoridades, quienes en medio de sus investigaciones dieron con el paradero de Griselda.

El desenlace: víctima del mismo método de ejecución que creó

Griselda Blanco

Blanco fue detenida el 17 de febrero de 1985 y condenada unos meses después a 15 años de prisión por múltiples cargos de conspiración para ingresar drogas a los Estados Unidos. En 1993 fue acusada nuevamente, esta vez de al menos 10 homicidios, incluyendo el de un niño de 3 años que murió en medio de un enfrentamiento por drogas.

La mujer se declaró culpable solo de tres asesinatos y recibió 20 años más de sentencia. Si bien parecía que moriría en una cárcel federal en Tallahassee, Florida, en junio de 2004 fue liberada y deportada a Colombia. Una vez de vuelta en Medellín, se retiró por completo de la vida delictiva. Durante su condena en prisión, asesinaron a tres de sus hijos, siendo que Michael es el único que sobrevivió.

Finalmente, el 3 de septiembre de 2012, «la reina de la cocaína» fue asesinada por el mismo método de ejecución que se le atribuye y con el que asesinó a numerosas personas. Blanco se encontraba viviendo una vida cómoda en un apartamento de El Poblado, donde presuntamente nadie conocía su pasado criminal. Sin embargo, ese día, al salir de una carnicería, un sicario bajó de una moto y le pegó dos tiros: uno le entró por un hombro y le atravesó la clavícula izquierda, el otro, el que la mató, entró cerca a su ojo derecho.

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