Hoy jueves 8 de febrero se estrena en los cines del país Ferrari, el último largometraje de Michael Mann que toma un momento clave en la vida del italiano que se hizo famoso por crear autos de color rojo que enamoraron a todo el mundo. Justamente comienza 10 años después de haber fundado su fábrica, cuando se plantea cómo seguir con el negocio. Lo dirige junto a su esposa, un as para los números. Pero esta encrucijada lo encuentra también intentando que la esposa no se entere de que tiene a una amante regular, con la que fue padre hace ya varios años.
En este juego del gato y del ratón lo vemos a don Enzo, que ya peina canas, intentar insuflarle coraje a sus pilotos (ni siquiera usaban cinturón de seguridad en 1957!!) a la par que utilizará estratagemas varias para encontrar un socio capitalista en la industria. Además de pelearse de manera contundente con su esposa ante la iglesia. Esto es a grandes rasgos lo que ocurre en la trama de la película escrita por Troy Kennedy Martin que tiene una gran reconstrucción de época y se apoya en las igualmente grandes interpretaciones de Adam Driver como un medido Enzo Ferrari, de Penélope Cruz como su efervescente e inteligente esposa Laura y a Shailiene Woodley como la amante (un personaje que es el único que no envejece). Los dos primeros están muy bien y se sacan chispas en cada escena que comparten. Son lo mejor del largometraje.
Acá cabe la aclaración de que hay escenas muy crudas que muestran TODO lo que ocurrió con un par de accidentes de auto que resultan muy impresionantes. A eso también viene el comentario de que no usaban cinturón de seguridad, pero tampoco se protegía a los espectadores en competencias como las Mil Millas que iban pasando por los pueblitos italianos.
Hay otras caras conocidas, como la de Patrick Dempsey que encarna a uno de los corredores más experimentados de la escudería. Pero para esta película, que dura dos horas 10 minutos, el principal problema que tiene es que resulta pesada, se hace larga, estirada. Quizás a los amantes de las carreras de autos les guste ver cómo, escena tras escena, se corría en esa época, pero al espectador promedio le va a resultar pesado. Del mismo modo que repite situaciones, cuando las mejores, como ya dije, son las que comparten Don Enzo con doña Laura. Haciendo esta salvedad, estará en cada uno decidir ir al cine o no. Sin dudas, se trata de una superproducción. Y quizás por eso molesta tanto escuchar a los actores hablar en inglés con acento italiano. ¿Por qué no hablan en italiano directamente?