A lo largo de la historia surgieron diferentes deportes para todos los gustos a lo ancho del mundo. Se fueron cambiando las reglas, aumentaron los simpatizantes y surgió una poderosa industria que creció sin parar. Sin embargo, lo que está en su esencia y no variará es la capacidad de generar emociones.
Se construyeron estadios, se organizaron torneos, se globalizaron las competencias y aparecieron los fanáticos. El motor siempre fue el entretenimiento; por lo tanto, no puede concebirse a los deportes como disciplinas ajenas a las costumbres sociales. Además de esto, en la economía digital es esencial que la industria considere su capacidad de llegar e involucrar a una audiencia global.
La cultura de la participación —potenciada por la tecnología— irrumpió en el último tiempo, atravesó todos los aspectos de nuestra vida y está generando un cambio paradigmático: ya no son las instituciones las que ofrecen el entretenimiento y los fans acceden, sino que los fans actúan de manera proactiva. A partir de los datos, cada vez que los fans participan, obtenemos información de primera mano que permite perfeccionar la oferta. Esta línea —que es inminente seguir— es la que permite lograr un compromiso global.
Otro aspecto de este nuevo paradigma es la globalidad: los fans solían estar solo dentro del ámbito local, lo que hacía que fuera más fácil entenderlos. Ahora es una conexión global y multi generacional las 24 horas y los 7 días de la semana.
La tecnología posibilita numerosas innovaciones en estos aspectos, la gamificación es una de estas. El 2024 será el año en que una institución deportiva presente la primera plataforma de videojuegos. Se tratará de Barça Games, un espacio virtual donde los simpatizantes del FC Barcelona podrán interactuar, escuchar música, participar en torneos, acudir a la tienda, comprar tickets y acceder a contenidos on demand. Los usuarios sumarán puntos en lo que se llamará la “Masía Virtual” y en ese espacio digital se entrenarán futuros gamers. La industria de los videojuegos ya genera más ingresos que la música y el cine juntos: según International Data Corporation, la ganancia aumentó un 20% respecto a 2019. Como si fuera poco, en noviembre Lionel Messi se asoció a un equipo de eSports con su amigo Kun Agüero.
En febrero de 2023, la NBA presentó una novedad que podría ser tendencia en los próximos años. La app con la cámara del celular escanea el cuerpo completo del usuario y permite sustituirlo por cualquier jugador de un partido real. El resultado es fascinante: se puede ver a uno mismo con ropa de entrecasa en la cancha lanzando los triples de Stephen Curry o con la destreza de LeBron James.
La inteligencia artificial es el nuevo elemento de cambio que puede transformar la forma en que los fanáticos descubren e interactúan con el contenido. Por ejemplo, podemos usar IA para alterar el lenguaje de los comentarios, ofrecer una cámara personalizada desde distintos ángulos, o alterar el audio del partido en sí, de acuerdo con las preferencias del usuario.
La NBA suele ser vanguardista en el uso de la inteligencia artificial, pero, sobre todo, en entender que las nuevas experiencias enfocadas en el fan permiten conectar con la esencia más profunda del deporte: las emociones. La IA, en estos casos, aporta un enfoque para generar contenido e interactuar con bases de fans globales en constante crecimiento, que aportarán más retornos económicos a la entidad deportiva.
Hoy la inteligencia artificial permite analizar una transmisión en tiempo real y elaborar compactos de acuerdo a los gustos personales. Si uno encendiera la televisión faltando 5 minutos para que termine un partido, podría ver en el celular lo más destacado e incluso elegir entre momentos graciosos, peleas o jugadas ofensivas.
Otro ejemplo, ahora en el propio campo de juego: el PGA Tour de golf incorporó una herramienta para solucionar uno de los principales déficits: perder de vista pelota. Con realidad aumentada, ahora solo tienen que enfocar en dirección al lanzamiento y pueden ver con una línea de color dónde cae y a qué distancia.
La tecnología permitirá crear estadios sin fricciones. Algunas maneras para evitar las largas filas de los entretiempos es vender productos con Face ID o, como el club de fútbol América de México, adhiriendo un sistema de pago en el escudo de las camisetas de los fans. Seguramente no falta mucho para que algún club ofrezca las pulseras que se usan en Disney con la información personal de cada usuario.
Otra tendencia tiene que ver con la monetización del vínculo con los fans que, en caso de ser exitosa, genera un círculo virtuoso: a mayor compromiso, más fanáticos aportando datos y mayores transacciones de dinero. Un caso concreto nos vuelve a llevar a Messi que, evidentemente, todo lo que toca es oro y suele aportar pistas sobre la industria del deporte. Así sucedió con los fan tokens, otra innovación cada vez más instalada. Cuando el astro llegó al Paris-Saint Germain, el activo no fungible del club francés creció 130% en 5 días y cuando la Selección Argentina fue campeona del mundo, multiplicó en 70 su valor de lanzamiento. Más allá de las cotizaciones, los clubes y los espectadores encontraron en ese intercambio una forma más exclusiva de pertenecer, incluyendo experiencias exclusivas, sorteos, entradas VIP y merchandising.
Con soluciones de inteligencia artificial se puede desde fortalecer ingresos a partir de la protección de la marca, evitando que millones de dólares se desvíen a través de productos piratas, hasta obtener los datos de todos tus fans a nivel mundial, personalizarlos y actualizarlos, para ofrecerles soluciones a medida.
El exponencial avance de la tecnología suele ridiculizar cualquier pronóstico; sin embargo, la tendencia indiscutible es la centralidad del espectador. La innovación surge como un paso adelante, pero también como una manera de conservar la esencia del deporte con experiencias emocionantes, cada vez más posibilitadas por la tecnología.