El Presidente convocó a discutir 10 puntos clave, pero con condiciones. Pese a las críticas a la “casta”, el mensaje fue bien recibido en los bloques dialoguistas, aunque no desaparece la desconfianza por el antecedente frustado de la Ley Ómnibus. Unión por la Patria habla de extorsión a gobernadores.
“¿Pacto de adhesión o acuerdo político?”, esa era la pregunta que se hacían legisladores nacionales de buena parte de la oposición, mientras abandonaban el recinto de Diputados, minutos después de que Javier Milei concluyera su discurso, entre los cánticos de “la casta tiene miedo” entonados por invitados libertarios.
El discurso presidencial de este viernes por la noche fue recibido con algo de sorpresa en los bloques opositores, donde muchos esperaban un mensaje incendiario. El mandatario, aunque no faltaron dardos venenosos y críticas duras para la “clase política”, ensayó a su modo un llamado al diálogo, pero con condiciones.
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“No aplaude, la casta no aplaude”, cantaban hacia el cierre del discurso decenas de invitados oficialistas que ocupaban los palcos superiores de Diputados. Efectivamente, el clima fue frío en el recinto y los aplausos graficaron un poco el escenario parlamentario: LLA y el PRO acompañaron con sus palmas casi todo, y dos tercios del hemiciclo -entre los que estaban los legisladores de UxP, UCR, Hacemos Coalición Federal, bloques provinciales y la Izquierda, lo hicieron con poco, casi nada o nada, con excepción del llamado a una suerte de acuerdo nacional, que generó mayores simpatías.
Milei anunció primero que enviará un “proyecto de ley anticasta” que incluiría, entre otras reformas, el fin de jubilaciones de privilegio y las reelecciones indefinidas en sindicatos, y la ficha limpia para funcionarios públicos.
Luego, invitó a gobernadores y expresidente a dejar “mezquindades” de lado y firmar en Córdoba el 25 de mayo un acuerdo de 10 puntos clave. Antes también convocó a los mandatarios provinciales a discutir con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, un nuevo pacto fiscal, con la aparente condición, por otra parte, de que se debata la frustrada Ley Ómnibus, que naufragó en Diputados hace un mes. “Empezó como León, terminó como gatito”, chicaneó una diputada radical a la salida.
La convocatoria fue públicamente bien recibida por los gobernadores “dialoguistas” (los que fueron electos bajo JxC, fuerzas provinciales, peronismo no kirchnerista), incluso entre aquellos que, como el chubutense Nacho Torres, fueron protagonistas de una batalla política la semana pasada.
Fuera de Unión por la Patria, en la mayoría de los bloques parlamentarios, el mensaje fue leído, a pesar del tono, como una buena señal política, considerando que la alternativa temida para este viernes era un quiebre en la relación entre el Poder Ejecutivo y el Congreso.
Diputados de UCR interpretaban en el mensaje presidencial -más allá de la advertencia de que está preparado para la confrontación y que no negociará el rumbo económico- un reconocimiento de parte del Presidente de que está obligado a negociar en el Congreso si quiere reformas duraderas.
Muchos mantenían, considerando el antecedente de la Ley Ómnibus, bastante cautela a la espera de que el Ejecutivo muestre qué entiende por negociación de un pacto.
“Las reformas, ficha limpia, democratización de los sindicatos, transparencia estatal, son todos proyectos por los que el radicalismo viene bregando para que sean ley. Celebramos la convocatoria a acordar políticas a futuro. Estamos prácticamente de acuerdo con los diez puntos, aunque faltan detalles de la reforma política, propondríamos también una reforma educativa”, dijo el jefe de bloque radical, Rodrígo De Loredo, quien advirtió que la Ley Ómnibus fracasó por “negligencia” del oficialismo.
En Hacemos Coalición Federal, un espacio heterogéneo que integra a exdiputados de JxC ligados a gobernadores, al peronismo cordobés, a Florencio Randazzo, a la Coalición Cívica y al Partido Socialista, existían lecturas diversas que iban desde el reconocimiento un avance, una decisión de ceder en la guerra con los gobernadores, hasta la desconfianza.
“¿Es un pacto abierto o cerrado, más allá de que se puedan compartir algunos o varios puntos? ¿Es un pacto de adhesión, con condiciones? ¿Por qué dice no mirar al pasado, hace generalizaciones, o pone nombre y apellido solo para los nombres que le sirven para un esquema de comunicación?”, se preguntaba un diputado del segundo grupo. Milei, en sus críticas contra los culpables del fracaso argentino, esta vez mencionó a Máximo Kirchner, Sergio Massa, Pablo Moyano y Roberto Baradel.
En Unión por la Patria descartaron de plano que haya existido un llamado real a un gran acuerdo nacional: “Es una extorsión a gobernadores para que firmen su plan de gobierno, no más que eso”, resumía un diputado del bloque que hasta hace tres meses era oficialismo.
Sin embargo, en la bancada también reconocían que, en un amplio llamado al diálogo, algún gobernador -con otras necesidades que las que puede tener un legislador nacional de UxP, “podría llegar a picar”. Se verá desde la semana que viene, cuando arranque una etapa nueva en el Congreso.