Pese a la caída de la ley ómnibus, creciente conflictividad con gobernadores, fallos adversos en la Justicia y agravamiento de la situación socioeconómica (fuerte caída de la actividad y pérdida de ingresos laborales reales), el Gobierno cierra febrero con mejoras significativas en indicadores relevantes.
1) La inflación núcleo se viene desacelerando a un ritmo mayor que el esperado: pasó de 28% en diciembre a la mitad en febrero, según el Anticipo de Inflación de Equilibra.
2) Tras más de una década, el Gobierno nacional alcanzó un superávit financiero en enero.
3) El BCRA siguió comprando divisas en el MULC (US$2.350 millones en febrero).
4) Las cotizaciones financieras cayeron nominalmente en febrero, haciendo descender más de 20 p.p. la brecha cambiaria que rondaba 45% a fines de enero.
5) El Riesgo País bajó más de 200 puntos básicos (de 1.950 a 1.730) a lo largo de febrero.
La caída nominal de dos dígitos de las cotizaciones financieras es el dato más destacable del mes. Pese a la baja nominal de la tasa de política monetaria y a las continuas compras de divisas del BCRA en el MULC, buena parte de la reducción de la brecha se explica por el fuerte apretón monetario encarado por las autoridades económicas y el blend de liquidación de exportaciones, compuesto de 80% MULC-20% CCL.
Los pasivos monetarios del BCRA acumulan una caída del 30% en términos reales desde noviembre por la reducción de la tasa de interés de política monetaria, la migración de los bancos de deuda remunerada en pesos del BCRA al Tesoro, la recompra del Tesoro de su deuda en pesos en manos del Central y la colocación del BOPREAL para la deuda comercial por importaciones.
Otro elemento relevante es la fuerte caída de la actividad que, vía destrucción de empleo y desplome de ventas, pareciera estar conteniendo la carrera precios-salarios y generando pérdidas de ingresos significativas de los agentes económicos, limitando su capacidad de ahorro/ compra de moneda dura.
La cotización descendente del blue podría estar indicando que familias y/o pymes tuvieron que vender dólares (o comprar menos) para afrontar un deterioro mayor que el esperado de sus ingresos.
Por último, mejoró la confianza de los principales agentes económicos/financieros. No es casualidad que hayan descendido significativamente las cotizaciones financieras y el Riesgo País. Pareciera que los superávits gemelos (externo y fiscal) alcanzados en enero reanimaron las expectativas: si mejora el resultado del sector público y el BCRA acumula dólares, aumenta la capacidad de repago de la deuda pública tanto en moneda local como extranjera.
La pregunta del millón es cuán sostenible es la política económica del Gobierno. Las medidas de shock (cambiario, fiscal y monetario) aplicadas a inicios de la gestión han generado un deterioro socio-económico,que llevó la pobreza a afectar a la mitad (o más) de la población.
La estrategia política de confrontación con la “casta” ayuda a preservar la imagen presidencial pero dificulta el apoyo a las iniciativas del oficialismo, que cuenta con escaso poder territorial y legislativo.
Por último, la estrategia económica no cuenta aún con un plan de estabilización y la corrección de los desequilibrios fiscal y externo se basa en factores difíciles de sostener en el tiempo.
En el frente fiscal, el sector público nacional no realizó en enero transferencias a Cammesa pese a que subió fuerte el costo de la generación de electricidad tras la devaluación y sin modificar las tarifas que pagaron los usuarios.
Algo similar ocurre con la acumulación de reservas: las importaciones CIF de bienes alcanzaron US$4.600 millones en enero pero, por el diferimiento de pagos en 4 cuotas mensuales del nuevo esquema importador, el BCRA pagó sólo US$1.100 millones explicando la totalidad de las compras netas del Central en el MULC del mes (US$3.300 millones).
Esta ventaja -léase acumulación de deuda comercial- se extinguiría a mediados de abril porque se estará pagando 25% del monto de las importaciones de los últimos 4 meses (el sistema arrancó a mediados de diciembre).
Además, a fines de febrero el tipo de cambio real alcanzó niveles de equilibrio según el FMI, por lo que continuar con el deslizamiento del dólar oficial al 2% con una inflación mensual de dos dígitos implicaría iniciar un nuevo proceso de atraso cambiario.