Una pantalla gigante dividida en seis más pequeñas muestra lo que sucede en tiempo real en cada hilandería. Se ubican en complejos industriales a cientos de kilómetros de Buenos Aires, en La Rioja, Catamarca, Corrientes y Tucumán. No se ven operarios. Son robots de última generación.
En otras pantallas, las tres tejedurías y una fábrica de confección y otra de bolsas gigantescas para la minería y el campo. Hay una más de medias y la que produce hilado recuperado, a partir de retazos textiles que ya utilizan como aislante en la construcción y en los autos.
Estamos en una manzana de Vicente López en el hub de administración y ventas, último eslabón de la cadena de TN Platex que arranca con la compra de algodón en las provincias del Norte y cuenta con 14 fábricas. Aquí sí hay gente. Se percibe mucha adrenalina, entre diseñadores y expertos en marketing.
Las columnas están vestidas con guirnaldas primorosas de papel y globos de colores que festejan una alianza con Google. La Inteligencia Artificial es la herramienta que les permite, entre otras cosas, vigilar el funcionamiento de cada máquina.
Decididamente, el CEO , Tomi Karagozian, 34 años, licenciado en Administración, lidera el cambio. Convive en la dirección de TN Platex, el gigante textil del país, con su padre Teddy de 63 años que le traspasó el timón pero ayuda en una estrategia de diversificación que arrancó en 2015 con la adquisición de Ciudadela a la familia del filósofo Tomás Abraham.
En estilo democrático el CEO afirma que sus brazos son su hermano Lucas, sus primos Francine, Melina y Nicolás.
Tomi expresa la tercera generación de una familia que simboliza la Argentina de la inmigración. Nacieron en 1948 cuando su abuelo Agop llegó al país. Ya habían pasado algunos años del brutal genocidio armenio ejecutado por los turcos en 1915 con crímenes que se extendieron hasta 1923.
“Tu destino será siempre mirar hacia adelante”, le había dicho Asadur Karagozian a su hijo Agop que en un taller de Palermo comenzó produciendo ropa interior. Los tres hijos de Agop, Teddy, Aldo y Dino, desarrollaron las fábricas en aquella Argentina de la sustitución de importaciones.
Teddy fue CEO durante 22 años. El 90% de la facturación son los hilados. Pero han comprendido el nuevo modelo que imprime Javier Milei: apertura de la economía y el ingreso de ropa de países como India o Pakistán.
“Nosotros ya competimos con el mundo, hemos reinvertido siempre y más que hablar de cepo o atraso cambiario, pedimos que nivelen la cancha. Para exportar en un negocio que es de volumen con márgenes muy pequeños nos aplican una retención de 4,5%. Ni hablar de nuestros costos logísticos 49% superiores a los Chile y una fuerte presión impositiva cuando a los importados les quitan los aranceles”, dice Tomi a Clarín.
Embarcan el equivalente al 25% de su facturación a Perú y Ecuador aprovechando la ventana de oportunidad que les da la cercanía ante el encarecimiento de los fletes globales.
Con la crisis del mercado interno, que sufrió caídas del 20%, decidieron mirar para otro lado en una reconversión que implica un empuje a la fabricación de ropa de trabajo desde sus plantas cercanas a los principales centros mineros, la agroindustria y también el sector petrolero. Además, de insumos claves como las bolsas gigantescas para el litio que contienen aluminio por dentro.
Lanzaron la fabricación de ropa deportiva, que siguen confeccionado para otras marcas con una línea propia. Y medias diseñadas a través de un software y maquinaria italiana que reduce al mínimo las costuras.
Con la argentina Nanotek desarrollaron medias con nanopartículas de plata con propiedades antimicrobiales, antibacterianas y anti-hongos. Y trabajan en productos con el Conicet, el INTI y distintas universidades.
“Somos un data company industrial”, define Tomi Karagozian al detallar el equipo especializado en anticipar escenarios.
¿Qué esperan en 2025? “Que Argentina vuelva a crecer”, dice. El holding emplea a 1.669 personas.