Este martes se cumplen dos semanas del desastre de la DANA que se ha llevado por delante más de doscientas vidas y que ha arrasado con decenas de pueblos, ahora irreconocibles. A lo largo de estos días, hemos asistido al desastre, la mala organización, la falta de previsión y la dejadez de las autoridades. Los españoles, y sobre todo, los valencianos, atraviesan ahora el luto, que va acompañado de la ira y el enfado por una idea que ronda en todas las cabezas: se habrían podido evitar muchas muertes si se hubiera hecho una buena gestión.
“Mazón dimisión” fue el lema más coreado de la multitudinaria manifestación del pasado sábado en Valencia contra la gestión de la DANA y las inundaciones. La dimisión no se ha producido. No obstante, el president de la Generalitat admitía el lunes que se han podido cometer errores, “sin ninguna duda”. También adelantaba que será el próximo jueves cuando trasladará las decisiones políticas al respecto en su comparecencia ante Les Corts.
La dificultad y demora que están atravesando los políticos para acercarse a entornar un mea culpa y replantearse lo que ha fallado, no la ha tenido la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) a pesar de haber avisado desde primera hora del día y haber activado la alerta roja meteorológica, que debería haber desatado al resto de mecanismos de prevención, así como la alerta de Protección Civil, que llegaba cuando ya había inundaciones y muchos tenían agua por las rodillas.
Unos días después del desastre, el jefe de Climatología de la Aemet en la Comunidad Valenciana, José Ángel Núñez, apuntaba que lo ocurrido se habría producido o bien porque su mensaje “no caló en la población”, porque no hay “una cultura del riesgo” o quizá porque los protocolos “son insuficientes o no están hechos para soportar el nuevo escenario climático”. “No sé lo que ha pasado y si ha habido fallos pero las actuaciones lógicamente han sido insuficientes”, decía Núñez.
Del mismo modo, a última hora del lunes el ente público ha compartido el Boletín CORPORA nº 8 de la Comunicación Corporativa de AEMET, cuyo contenido había sido redactado antes de la catástrofe, y que llega acompañado de una carta donde hacen una reflexión más pausada y profunda de todo lo sucedido.
“A pesar de la desinformación que tan fácilmente se viraliza, no cabe duda: los predictores y predictoras de AEMET hicieron bien su trabajo, emitieron los avisos rojos con suficiente tiempo para la acción. La información se comunicó, se divulgó por los portavoces por todas las vías posibles. Sin embargo, ocurrió la catástrofe”, expresan en la carta en la que dicen, se hacen preguntas: “¿Qué tenemos que mejorar? ¿Cómo vamos a hacerlo?”.
La organización explica que, con el objetivo de que no vuelva a ocurrir un desastre de tal magnitud, ya han dado los primeros pasos, que se basan en “escuchar las sugerencias y atender la percepción de los ciudadanos” porque el camino de la prevención pasa por hacer llegar la información, porque “si algo nos ha enseñado esta tragedia es que vivimos en una falsa sensación de seguridad. El siglo XXI nos ha traído grandes avances, pero la fuerza de la naturaleza sigue siendo una bestia irreductible”, concluyen.