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El Aeropuerto de San Fernando quedó en la mira después de la tragedia con el avión que chocó una casa: «No está preparado»

Eran las 13:19 cuando el Bombardier Challenger 300 LV-GOK intentó aterrizar en el aeropuerto de San Fernando tras regresar de Punta del Este, Uruguay. La aeronave, que pertenece a la familia Brito, dueña del Banco Macro (uno de los hermanos, Jorge, es presidente de River Plate), despistó y terminó incrustada en una casa. El choque desató un incendio que dejó dos víctimas fatales, los pilotos Martín Fernández Loza (46) y Agustín Orforte (35).

El accidente no solo dejó una escena desoladora, con tres viviendas y vehículos afectados, sino que abrió un abanico de interrogantes: ¿Qué falló en el aterrizaje? ¿Fue un error humano, una falla técnica o un problema estructural del aeropuerto? Para intentar entender lo que ocurrió, Clarín conversó con el comandante Jorge Polanco, piloto con más de 21.000 horas de vuelo y consultor aéreo, quien compartió su análisis de los hechos.

Polanco subraya que la pista del Aeropuerto de San Fernando, con una extensión de entre 1.600 y 1.800 metros, no es ideal para aeronaves de esta categoría, que requieren al menos 2.500 metros para aterrizajes seguros. “El avión tocó con exceso de velocidad en la mitad de la pista y no al principio, como debería haber sido, sino a la mitad. No tuvo espacio suficiente para detenerse y terminó incrustado en una vivienda. Eso se llama entrar ‘largo’”, explicó Polanco.

“Cuando aterrizás en un lugar como San Fernando, si no utilizas todo el recorrido disponible, simplemente no te alcanza para frenar. Eso fue lo que pudo ocurrir”, dijo. La velocidad excesiva y el hecho de que el avión no haya utilizado el total de la pista serán elementos clave a analizar para los investigadores de esta tragedia. El evento fatal es investigado por la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC).

Según Polanco, estos factores suelen vincularse a errores humanos, aunque aún se requiere un análisis exhaustivo.

El papel del error humano

El comandante consultado por Clarín enfatizó que, en la mayoría de los accidentes aéreos, el factor humano (no únicamente de los pilotos) es determinante. “Siempre hay un componente de error humano. Los pilotos eran profesionales y seguramente estaban entrenados, pero nadie está exento de equivocarse”, remarcó.

Peritos trabajan en el lugar de la tragedia del avión. Foto Fernando de la Orden

El comandante también destacó que la cabina del avión quedó inclinada tras el impacto, lo que habría bloqueado la puerta de salida, impidiendo que los pilotos escaparan. “Es posible que, tras el impacto, ambos estuvieran vivos, pero no pudieron abandonar la cabina porque la puerta quedó del lado inclinado del avión”, explicó.

Qué indica la evidencia inicial

Para conocer las causas de lo que ocurrió, será crucial el trabajo de la JIAAC, que buscará recuperar la caja negra de la aeronave. “En la caja se registran datos como la velocidad, la altitud y el estado de los sistemas del avión. Esto permitirá corroborar si la aeronave entró a la mitad de la pista, o si venía con exceso de velocidad”, afirmó Polanco.

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El momento en el que el avión que se despistó en San Fernando cruza el alambrado y se estrella con una casa

Según Polanco, el Bombardier Challenger 300 es un jet de última generación, diseñado para vuelos largos y equipado con sistemas avanzados de seguridad. “Es un avión moderno, de 3 o 4 millones de dólares. Esto no fue una cuestión de falta de tecnología o mantenimiento. Fue un problema de factores humanos y operativos”, señaló el comandante.

Sin embargo, Polanco no dejó de mencionar las limitaciones del entorno donde ocurrió el accidente: “Es parte de la pobreza de la infraestructura que tenemos. San Fernando no está preparado para recibir aviones de este tipo de forma segura, está colapsado. Aun así, tienen que operar porque no hay muchas alternativas”.

La comunidad aeronáutica y las autoridades tendrán la difícil tarea de reconstruir los eventos que llevaron a este desenlace fatal. Mientras tanto en San Fernando un barrio continúa consternado mientras observa la trompa del avión y sus restos, entre árboles y cables caídos.

MG

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