El argumento final con el que Patricia Bullrich le respondió a Victoria Villarruel no tuvo nada de espontáneo. De hecho, la ministra de Seguridad se tomó varias horas para responder el comentario en Instagram que la responsabilizaba indirectamente por el la detención del gendarme Nahuel Gallo en Venezuela.
Aunque la ex candidata presidencial de JxC es una de las funcionarias del Gabinete que se mueve con mayor libertad, esta vez echó mano al libreto en el que venían trabajando desde hace días en los despachos más importantes de la Casa Rosada para responsabilizar a la primera en la línea de sucesión presidencial.
«Si quiere servir a la Patria, como argentina le pido se ocupe de frenar el descabellado e inminente aumento de sueldos en el Senado de la Nación. La ciudadanía está haciendo un esfuerzo heroico para superar la crisis heredada y no merece financiar dietas de 9.5 millones para ningún legislador», escribió Bullrich en X.
La vicepresidenta amplió su espectro de enemigos en el Gabinete, cuando objetó a Bullrich por haber autorizado a Gallo a viajar a Venezuela, donde fue detenido por el régimen de Nicolás Maduro. “Jamás habría autorizado a un gendarme a ir a Venezuela. Lo que está ocurriendo es la consecuencia tristemente obvia, pero como no soy del área de seguridad no opino de las sanciones y acciones que se debieran tomar”, escribió en un comentario en Instagram, el lugar donde más hizo escuchar su voz y sus disidencias con el Gobierno en las últimas semanas.
Villarruel cuestionó a la jefa de una de las dos Carteras que le habían prometido en la campaña y también a una de las (pocas) integrantes del Gabinete que tiene votos propios y que figura en algunos croquis como posible candidata el año que viene, una idea que la propia ministra resiste. La compañera de fórmula del Presidente asegura que no tiene intenciones de un armado individual, pero en su entorno siempre recuerdan que también tiene votos.
El intento de la vice por dar vuelta la página de la interna con Javier Milei con un largo tuit, el domingo, en el que negó estar construyendo un armado autónomo para su propio proyecto político, no alcanzaron para desactivar los cortocircuitos entre la vice y el triángulo de hierro del Presidente e integran Karina Milei y Santiago Caputo y que encuentra en esa pelea, que nunca niega y siempre promueve, un efecto redituable.
En algunos de los despachos más encumbrados de Balcarce 50 cargaban 48 horas antes de la respuesta de Bullrich a Villarruel contra la vicepresidenta, porque sostenían que estaba dilatando demasiado una medida administrativa que impida que los senadores reciban a partir de febrero un aumento de su dieta que crecería a $9.500.000, mientras el jefe de Estado mantiene el congelamiento de sueldos para los funcionarios del Ejecutivo y promete más motosierra de cara al año electoral.
En la presidencia del Senado rechazan cualquier responsabilidad en ese sentido. Sostienen que fue el equipo de Villarruel el que se dio cuenta del impacto que tendría la famosa dieta número 13, que se votó en abril de este año en una sesión polémica, pero que contó con el aval subterráneo de todos los bloques.
Si no hay cambios, los integrantes de la Cámara Alta recibirán medio aguinaldo en los primeros días de febrero, con los haberes de enero. Se trata de, aproximadamente, $2,5 millones brutos.
“Estamos viendo las posibilidades y si no nos estuviéramos ocupando del tema, no estaríamos trabajando en el Senado. Además, si no lo hubiéramos advertido, esto pasaba por debajo del radar y en febrero cobraban todos”, decían en el equipo de la vicepresidenta horas antes del cruce de tuits..
Villarruel podría congelar por decreto los aumentos, aunque en su equipo estudian otras alternativas. La Cámara congeló los aumentos de dieta que recibieron los senadores en julio y agosto, después de que ataran los mismos a la paritaria de los empleados legislativos. La fecha límite ahora es el 30 de diciembre.
Como informó Clarín, cerca de Villarruel apuntan que ella no puede decretar por sí sola el congelamiento por resolución y que los senadores tienen que hacer una sesión para que todo el cuerpo avale si quieren prorrogar el congelamiento, o no.
Como en los días previos a la expulsión de Edgardo Kueider, cuando la vice mantuvo diálogo permanente con Guillermo Francos para coordinar la estrategia de una sesión ineludible, en la mesa chica del Presidente, optan por limar a Villarruel y señalarla como la responsable. Después de que el Senado echara al senador aliado del Gobierno, hasta el Presidente se subió a la discusión por la validez de la sesión.
Tras la polémica por el penúltimo aumento otorgado a empleados legislativos -cuya paritaria estaba atada al dieta de los senadores, la Cámara alta derogó la suba y congeló las dietas de los senadores hasta el 31 de diciembre.
A pesar de que nadie se opuso entonces, los jefes de los bloques de senadores evitan tender puentes, por ahora, a la vicepresidenta. La expulsión de Kueider y las objeciones del kirchnerismo al socio político del ex senador detenido en Paraguay, el correntino Carlos “Camau” Espínola, que el miércoles estuvo en la Casa Rosada, no facilitan la tarea.
En la Rosada asimilan que se achican las posibilidades de impedir el aumento y, como en la votación de Kueider, responsabilizan a Villarruel.
El largo tuit de Villarruel el domingo en el que reafirmó su lealtad a Milei y el detalle de que borrara el famoso tuit contra Francia -que irritó a Karina Milei- no alcanzó para eliminar todas las rispideces. Tampoco, la conversación telefónica entre Villarruel y Santiago Caputo, que reveló el portal Cenital, y que en el Senado no negaron (ni confirmaron). “Siempre queremos tener canales abiertos para coordinar estrategias”, señalaron.
Villarruel, en tanto, apuntó contra los halcones digitales en las redes que vieron en su posteo una claudicación sin necesidad de exhibir “carpetazos” en su contra. La vice los expuso, aunque esos algunos de esos tuiteros se sientan en el programa de streaming de Daniel Parisini (el Gordo Dan) al que asistieron Milei y Caputo en las últimas dos semanas.
Los militantes libertarios en las redes acusaron a la vice de tener un ejército de trolls para horadar al mandatario y a su hermana. Fernando Cerimedo, jefe de los equipos digitales de Milei en campaña, y dueño de la Derecha Diario -un medio que suele retuitear el Presidente- volvió a poner en duda la lealtad de Villarruel. Bullrich le facturó el oportunismo.