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Cuando llegó al refugio de animales del condado de Texas con su piel agrietada y cubierta de una extraña sustancia morada, todos quedaron impresionados. Ese mismo día, el Servicio de Control Animal de esa ciudad la había encontrado en la calle mientras vagaba sin rumbo y visiblemente deteriorada.
Por eso, en cuanto el equipo de rescate This Is Houston –una organización con sede en esa localidad que rescata, rehabilita y da en adopción a perros que serán sacrificados y los gravemente enfermos o heridos- se enteró de la existencia de la cachorra, se ofreció a cuidarla y se dirigieron de urgencia a la veterinaria, donde recibió la atención que necesitaba y quedó internada.
Los veterinarios determinaron que la sustancia morada era un tratamiento antiséptico que se usa habitualmente para vacas y otros animales conocidos como “de granja”. Quienquiera que la hubiera cuidado antes, probablemente la había cubierto con él en un intento desesperado por tratar su sarna.
Las primeras 48 horas fueron críticas. Luego de recibir un baño medicado, la pequeña perrita, a la que bautizaron Violet, se mantuvo estable. Sin embargo, todavía tenía un largo camino por recorrer.
Para sorpresa de todos, los resultados del laboratorio de sangre que se le hicieron no fueron tan graves. Solo arrojaron algunas anormalidades en los electrolitos y mostraron un cuadro de deshidratación, por lo que se le indicó un tratamiento de fluidos intravenoso. Además, recibió baños medicados para aflojar su piel y costras y, luego de dos días, pudo abrir los ojos normalmente.
La sarna es una enfermedad de la piel causada por pequeños ácaros que viven sobre la piel o debajo de ella. Los cachorros que tienen un sistema inmunitario que aún está en desarrollo pueden ser más propensos a contagiarse, del mismo modo que los perros de edad avanzada, enfermos o en situación de calle.
Cuando Bri, que es voluntaria en This Is Houston, se enteró del caso, se conmovió profundamente. “No sé por qué, pero supe de inmediato que tenía que ayudarla”, le dijo a un medio local.
Entonces, en cuanto salió del hospital, Bri puso manos a la obra para que la perra se sintiera lo más cómoda posible en su hogar. “Tenía frío porque no tenía pelo. Así que inmediatamente le puse un pijama”. Envuelta en su ropa de estar, Violet se relajó y durmió profundamente, agotada por todo lo que había atravesado.
Bri ha estado cuidando a Violet las 24 horas del día durante las últimas tres semanas. Le da baños medicados con regularidad, luego le frota todo el cuerpo con aceite de coco y la envuelve en su pijama suave. Gracias a los cuidados diarios, Violet ya parece una perra completamente diferente. El morado casi ha desaparecido y su pelaje está empezando a crecer de nuevo.
Se siente mejor y definitivamente disfruta de que la mimen y la cuiden. Violet ha experimentado una transformación no solo física, sino también emocional. Su cariño se ha hecho notar y le encanta pasar tiempo con la pitbull de Bri.
“Ahora está mucho más feliz, lo noto. Y le encanta acurrucarse… Se acurruca como una ardilla en mis brazos”. Violet necesita terminar de recuperarse antes de mudarse a su hogar definitivo pero todos esperan que encuentre a la familia que merece y la quiera por siempre.
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