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La Realidad Avanza

Quien se cree empoderado por una fuerza sobrenatural, como Javier Milei, debe suponer que no habrá fuerza terrenal capaz de ponerle límites. Pero la realidad, tarde o temprano, termina apareciendo.

Para ocultarla, el Gobierno puede seguir gastando fortunas en su aparato comunicacional, pero siempre habrá periodistas dispuestos a meter sus narices donde no les mandan para correr el velo.

Fueron periodistas los que no dejaron pasar la estafa $Libra. Fueron colegas los que informaron del ingreso al país de una pasajera relacionada con el Gobierno, cuyas valijas atravesaron la Aduana sin ser revisadas. Los que investigaron cómo se utiliza a las delegaciones del PAMI y la Anses para sostener el armado político y económico de LLA en todo el país. Los que revelaron cómo las creencias mesiánicas de los hermanos Milei afectan sus decisiones cotidianas. Los que dejaron al descubierto los plagios presidenciales en libros que llevan su firma. Los que informaron sobre la venta de candidaturas libertarias. Los que publicaron cómo se usan los millones de la publicidad de las empresas públicas para presionar a los medios. Son periodistas los que esta semana detectaron que el Banco Nación contrató por $ 4 mil millones a una empresa de seguridad de los hermanos de Martín Menem y que la obra social de la Uatre (intervenida por el Ejecutivo) contrató a un socio del mismo Menem.

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

Y somos periodistas los que desde el primer día señalamos los peligros de un político extremo que no solo repite las peores mañas de lo que él llama “la casta”, sino que las profundiza y las agrava con su violencia verbal.

Los gobernadores reaccionan, los periodistas investigan; la Justicia… de a poco. LLA vs. LRA

Que Milei reitere casi a diario que los medios tradicionales están acabados desnuda su verdadera preocupación. La profunda irritación que le generan los malditos periodistas, que no dejan de hacer su trabajo, a pesar de los múltiples ataques del poder de turno.

Además de insultarlos, los presiona judicialmente, aunque semana a semana los jueces desestiman sus denuncias. La última fue la Cámara Federal, que confirmó el fallo de primera instancia que denegó la demanda de Milei contra Carlos Pagni.

Así como hay medios y periodistas que por cautela, temor u oportunismo reaccionan más lentamente, hay jueces y fiscales que toman en cuenta los tiempos políticos antes de actuar. Pero también en la Justicia la realidad se termina imponiendo.

Además del fallo de Pagni, en la semana también se conoció la decisión del juez federal de La Plata Alberto Recondo de exigirle al Presidente que en cinco días explique un tuit en el que replicaba una agresión contra un niño autista de 12 años del que, además, mostraba su imagen. Milei se niega al pedido de la familia de borrar el tuit.

El fiscal interviniente, Oscar Gutiérrez Eguía, ya había determinado que la cuenta de X por la que Milei se comunica es, en efecto, su cuenta y está verificada por la plataforma como correspondiente a un jefe de Estado. De allí la competencia de la Justicia federal.

Esta confirmación de la cuenta presidencial tiene efectos sobre otras dos causas en curso.

Una es la de $Libra, ya que fue la cuenta @JMilei desde la que él promocionó la criptomoneda a minutos de que comenzara a circular. La Justicia deberá definir si esa estafa se hubiera podido concretar sin esa promoción inicial del Presidente.

La otra causa es la que investiga el delito de incitación al odio iniciada por una presentación de Jorge Fontevecchia, que también tiene a esa cuenta de X como protagonista, porque es desde ella que Milei insta a odiar a los periodistas.

También la realidad económica impone límites al modelo Milei. Incluso en el terreno financiero, en el cual se asienta la apuesta de corto plazo del Gobierno con vistas a las elecciones legislativas.

Con la que pasó, van seis semanas en las que el dólar aumenta. El viernes cerró en $ 1.300 (un incremento del 12% desde principios de junio) y el dólar futuro a $ 1.472, por encima de los $ 1.229 previstos para diciembre en el Presupuesto presentado este año.

Tres meses atrás, Milei aseguró que el dólar perforaría la banda inferior de flotación cambiaria acordada con el FMI, los $ 1.000, e “incluso hay argumentos para que se ubique en los $ 900”, decía. Hoy está un 44% por encima de su proyección. Esto sucedió en el momento del año de mayor liquidación de divisas del campo (incentivada por la rebaja transitoria de las retenciones), que ya llega a su fin.

El incremento se produjo pese a sus intervenciones en el mercado cambiario. Propias de “zurdos”, diría Milei. Venta de contratos en el mercado de dólar futuro, suba de tasas al 36% anual y captación de $ 4,7 billones a través de una licitación por la que el Tesoro aceptó pagar el 47,8% anual para retirar pesos del sistema. Porcentajes muy por encima del 20% de inflación estimada por el Gobierno para este año.

El viernes, el riesgo país cerró en 770 puntos, 71 puntos arriba de los 669 con los que abrió julio.

A los problemas de la economía real (parálisis del consumo, aumento del desempleo, cierre de 15 mil pymes, crisis de grandes empresas, como la láctea Verónica, los camiones Scania, Kenvue-ex Johnson & Johnson y la petroquímica Río Tercero, por nombrar las últimas), la incertidumbre financiera puede resultar un problema para un Gobierno que apuesta al “dólar planchado” para ganar las elecciones.

La realidad también se instala en materia política. Ya empiezan a verse las consecuencias de los continuos destratos hacia los aliados que no adhieren ciegamente.

Hace diez días, el Senado aprobó cinco proyectos que el oficialismo pidió rechazar, gracias al apoyo de los gobernadores y opositores que hasta ahora solían votar los pedidos de la Casa Rosada. Al tiempo que, tras un año y medio de guardar silencio, la propia vicepresidenta, Victoria Villarruel, decidió enfrentar en público a los hermanos Milei.

En las provincias, sus mandatarios comenzaron a elevar las críticas frente al poder central. Tal vez como un eco de lo que sus electorados están requiriendo ante los efectos del modelo anti-Estado del mileísmo.

Por ejemplo, el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, sintetizó la advertencia generalizada del interior ante el riesgo de graves accidentes por la falta de mantenimiento de las rutas nacionales: instaló grandes carteles que señalan los tramos en los que el Gobierno dejó de invertir.

Mientras que los partidos que alguna vez formaron parte de Juntos por el Cambio en cada provincia no parecen aceptar mansamente la estrategia de sumisión de sectores del PRO y el radicalismo.

Puede que Milei siga diciendo que el suyo es “el mejor gobierno de la historia”, que le darán el Premio Nobel, que los economistas son “mandriles que la tienen adentro”, los políticos “cucarachas liliputienses” y los periodistas “ensobrados mentirosos h.d.p.”.

Y puede que imagine una Argentina próxima hegemonizada por La Libertad Avanza. Pero quizá lo que esté avanzando sea la realidad.

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