Coparticipación, crisis económica y falta de recursos: qué hay detrás de la pelea por la salud en CABA y PBA

La tensión política por la atención de bonaerenses en los hospitales públicos porteños sumó esta semana un nuevo capítulo, cuando se viralizó el video de un médico del Argerich, que preguntaba en dónde vivían las personas que esperaban en una guardia colapsada y, excepto una, todas provenían del conurbano de la provincia de Buenos Aires.

El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, anunció que priorizará la atención sanitaria de los habitantes de la Ciudad en los centros de salud locales y la provincia de Buenos Aires le salió al cruce: “Todos los días, casi 3 millones de bonaerenses viajan desde el conurbano a CABA para trabajar, gastan y generan riqueza, y eso genera cotidianidad con el sistema de salud”, explicó un vocero bonaerense a TN.

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Si bien con el correr de las horas ambas partes intentaron bajar el tono de la confrontación, quedó al descubierto una cuestión de fondo, que va más allá de la atención sanitaria. La pelea por los recursos coparticipables -que durante la pandemia de coronavirus tocó un pico máximo cuando el expresidente Alberto Fernández reajustó transferencias por el traspaso de la Policía Federal a CABA para reasignárselas a la Provincia- sigue vigente y nadie está dispuesto a ceder, menos aún en tiempos de “no hay plata”.

Sistema público bajo tensión y cuestiones de fondo en disputa

Durante el primer mandato de Axel Kicillof como gobernador bonaerense, Macri era intendente de Vicente López. Los jefes comunales de Juntos por el Cambio denunciaron en varias oportunidades ser discriminados por la gestión peronista a la hora de distribuir recursos provinciales. Ahora, la balanza se emparejó, pero no bajó la efervescencia.

La pelea por los fondos coparticipables es la madre de todas las batallas. Cuando se legisló la coparticipación, no existía la autonomía de la Ciudad y recién fue incorporada a la ley cuando obtuvo esa independencia. Desde siempre, las gestiones porteñas cuestionan la brecha entre lo que aportan y lo que reciben, pero también la Provincia tiene un reclamo similar.

El médico de guardia se vio sobrepasado por la gran cantidad de pacientes que llegó al hospital Argerich. (Foto: captura de video).

“La Provincia produce 40% de la coparticipación y recibe el 20%, si tuviera esos recursos el sistema de salud estaría mejor”, reconocen cerca de Kicillof, también apuntan a la educación y a cada uno de los sectores que, dicen, requieren de una mayor presencia del Estado.

No obstante, destacan que durante la gestión actual se inauguraron seis hospitales, 156 centros de salud y se entregaron más de 300 ambulancias, además de la puesta a punto de muchos hospitales. En CABA dicen que no alcanza.

El AMBA, una región que no conoce de fronteras

“Según la tasa de uso del sistema público de consultas, el 40% se hace a bonaerenses y esa es una cifra bastante estable a lo largo de los años”, dijo el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, en Solo una Vuelta Más, por TN. Al respecto, opinó que lo ideal es “que cada ciudadano del AMBA tenga su sistema de salud lo más cercano posible” y que “lo mejor es que tenga en su barrio un centro de salud competente, que le resuelva el 80% o el 90%” de lo que necesita, antes de ser derivado a un hospital.

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En Provincia, explican que los más de 3 millones de personas que cruzan la General Paz o el Puente Pueyrredón todos los días para trabajar no pueden esperar a regresar a sus localidades para atenderse de noche en un centro de salud cercano, por lo que terminan generando lo que llaman una “cotidianeidad con el sistema de salud porteño”. Eso es lo que termina colapsando la red pública de atención, dicen en CABA.

¿La solución? Quirós explicó que Macri decidió priorizar y reforzar la modalidad de atención que está orientada a los porteños, por sobre la modalidad episódica, que corresponde a la red de hospitales públicos.

Según indicó, en CABA hay “dos modalidades de atención”, una “que está orientada al ciudadano porteño, con los CESAC, que es la reorientación central y que se completa con un nivel ambulatorio más completo” y la otra que es “de atención episódica, que son los hospitales”, en donde asisten a personas que no viven en Capital. “Lo que vamos a hacer es priorizar la primera modalidad. En esa modalidad continua vamos a poner energía para que todos los porteños tengan acceso pleno a la salud”, dijo el ministro.

En el entorno de Kicillof recordaron que durante la pandemia “el 17% de los porteños se vacunó en la Provincia con recursos de la Provincia”, sumado a que, miles de turistas porteños son atendidos en centros de salud bonaerenses durante el verano, los fines de semana largo y los feriados, cuando no tienen cerca un hospital o una clínica de la red de salud de CABA.

“CABA es la capital del país, tiene sedes nacionales de todas las universidades y los hospitales, aun así la alta complejidad se hace en la provincia, en hospitales como El Cruce, el de Cañuelas, el de San Martín, el Incucai, por ejemplo en trasplantes”, dijeron cerca de Nicolás Kreplak, el ministro de Salud bonaerense.

Para la gestión bonaerense, la solución es entender al AMBA como una área que en materia sanitaria atraviesa las fronteras entre Ciudad y Provincia, algo que JxC intentó durante la gestión en que coincidieron Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal y que el propio Quirós encabezó, pero que hoy parece lejos de lograrse.

“Son cientos de miles de porteños los que se atienden en centros de salud de la PBA y viceversa; y está bien que así sea. Entiendan de una vez por todas que la PBA y la CABA son y funcionan como un conglomerado y es imposible dividir la atención médica tomando como referencia la General Paz; hay que pensar el sistema de salud en conjunto”, dijo Daniel Gollán, exministro de Salud de Kicillof.

Médicos y pacientes en medio

Mientras que CABA y PBA se cruzan responsabilidades, lo que pasa en el sistema de salud público va por otro canal, fundamentalmente en momentos en que los aumentos de las cuotas de las prepagas derivaron en un incremento de la demanda en los hospitales y centros asistenciales; sumado a las personas que perdieron su obra social, al quedarse sin empleo o trabajar en la informalidad.

Como si ya no fuera suficiente tensión al sistema, los médicos explican que los bajos sueldos expulsan a muchos profesionales del sistema público y que la falta de actualización de honorarios por parte de las prepagas hacen lo propio en las clínicas, por lo que cada vez crece más la atención en consultorios.

Tanto PBA como CABA reconocen que, en ese contexto, el sistema de salud está bajo estrés, pero niegan que esté colapsado. Quirós pidió diferenciar una guardia, como lo que se viralizó en el video, de lo que pasa en los consultorios y en la Provincia aseguran que los bonaerenses se atienden en Capital por una cuestión de costumbres más que por fallas en el sistema propio.

De hecho, dijeron que sumaron 30.000 médicos por año al sistema de salud, todos los residentes pasaron a planta durante tres años y se sumaron 7000 enfermeros a planta.

Sin embargo, Alejandra Lupis, presidenta de la seccional Meléndez de CICOP -la asociación de profesionales de la provincia- dijo a TN que el salario del ingresante a planta es de $480.000 y de un médico de guardia de $546.000. Además, aseguró en los hospitales públicos bonaerenses “faltan insumos, se redujo la capacidad de internación y la demanda como mínimo se mantiene” y que “los presupuestos que se aprueban son muy bajos”.

“La gente se vuelca al sistema público por el aumento de la prepaga, sumado a que tres de cada diez personas dejaron de consumir medicamentos para enfermedades crónicas y eso genera estrés en las guardias, como en el caso de oncológicos o discapacidad”, dijeron desde la Provincia.

“El sistema de salud pública de la ciudad de Buenos Aires está colapsado, no por la cantidad de personas que vienen a trabajar a la ciudad, que es lo que plantean en la provincia, sino por la falta de planificación por parte de la provincia de un sistema de salud que atienda a la gente que vive y no que trabaja en la provincia”, dijo David Barbieri (MN 92401), jefe de la Unidad de Terapia Intensiva, del Hospital Álvarez.

Para el médico, “esto es una cuestión sistemática en la provincia, que atraviesa todos los gobiernos”, sin importar el color político. Algo así, reconocen cerca del ministro de Kreplak, aunque se encargan en destacar los avances de los últimos cuatro años, incluso en medio de la pandemia.

Barbieri dijo que a eso se sumó la “gente que se ha caído del sistema de prepagas o de obras sociales, que generó una sobrecarga en la red pública” y quienes se acercan a un hospital porque “le dan más respuestas que en el privado o dan menos vuelta para resolver algunas cuestiones”.

“Los sistemas de turnos están sobrepasadísimos, vienen con demora lo que es el ambulatorio, y terminan recayendo a la guardia, porque la gente dice ‘no me atienden en consultorio, no consigo turno en consultorio, voy a la guardia’, que es una mala utilización del sistema”, explicó.

“Realmente no creemos que sea un problema de CABA versus Provincia. La situación sanitaria del país viene deteriorándose hace años y en este contexto se siente mucho más. Todo suma y todo resta, tanto para los trabajadores del hospital como para quienes vienen a atenderse”, explicó Lupis.

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Carina Balasini (MN 104.407), médica de terapia intensiva y miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), dijo que “las consultas ambulatorias están complicadas”, pero que en las UTI “todo se resuelve sin importar lugar de residencia, nacionalidad, ni obra social”.

Algo similar señaló Eleonora Cunto (MN 66.908), jefa de terapia intensiva del Hospital Muñiz, que aseguró que en ese centro de salud “no hay pelea entre lo que es la PBA y la CABA; no hay discusión, se atiende al doliente, al enfermo”. “La situación en los hospitales siempre es igual, nunca fue superfantástica, siempre hubo que pelearla y siempre tenemos que estar del lado de los que menos tienen”, agregó.