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Llega Cromañón, la serie sobre una masacre que marcó a una generación y fue un antes y un después en los conciertos de rock

En una esquina de Belvedere, al centro sur de Montevideo, Uruguay, el tiempo parece haber vuelto hacia atrás. Un grupo de pibes y pibas conversan sobre la vereda. Visten el típico uniforme “rolinga”: zapatillas de lona, flequillos, pañuelos de seda en el cuello, jeans gastados, remeras de algodón estampadas.

La zona está vallada. De la otra vereda hay un depósito que parece haber sido una fábrica de una empresa fundida. Hay que entrar, hacer una “L” hacia la derecha, saltar unos cuántos cables largos, esquivar cámaras, hasta que se abre la última puerta, la del set. Hoy es la grabación de la escena más importante de la serie Cromañón, que se estrena este viernes 8 de noviembre por Amazon Prime Video y tendrá ocho capítulos.

“En posición; atentos muchachos”, advierten desde la dirección. El lugar está ambientado como si fuera el ex boliche República Cromañón, de Balvanera, declarado Monumento Histórico Nacional. Allí, en la noche del 30 de diciembre de 2004, y en el marco de un show de Callejeros, fallecieron 194 víctimas y cerca de 1400 resultaron heridas.

Se ven banderas, barras, un escenario. Y más “rolingas”: bien encimados, prácticamente pegados entre sí. Son cerca de 100. “Estamos representando un momento que fue el último de muchos chicos y chicas, y que no deja dormir a muchísimos más”, es otra indicación de uno de los asistentes.

De repente alguien apaga la luz, y el desastre. La desesperación: los “rolingas” gritan que da miedo, intentan separarse y escapar hacia un lugar que no pueden ver, ni pueden llegar. Se chocan entre sí, como si fuese un scrum de rugby. Corte. “La actitud estuvo genial. Recuerden que recién una compañera se dobló el tobillo. Tengamos cuidado. Ojo los codos”, es la devolución del segundo de dirección.

Cromañón se cuenta en dos tiempos: los días previos y posteriores al hecho y el invierno de 2008, cuando se desarrolló el juicio.

“Había muchas formas de abordar el tema, pero se impuso la fuerza de las vivencias personales de miles de jóvenes que amaron a sus amigos y el rock. La serie va a conectar, sin dudas, con todas las generaciones y ayudará a seguir generando conversación alrededor de esta herida que marcó profundamente a la sociedad argentina”, detalló Armando Bo, al frente de About Entertainment, la productora a cargo de la serie. Marialy Rivas y Fabiana Tiscornia son directoras y showrunners y los autores son Martín Vatenberg y los periodistas Pablo Plotkin y Josefina Licitra.

Recreación. «Cromañón», la serie de Amazon Prime Video fue muy rigurosa con la puesta en escena de la época en que ocurrió la masacre.

Los protagonistas de ficción de una masacre real

Faltan minutos para el mediodía y todo el mundo para para almorzar. Mientras se preparan los últimos detalles del menú en catering, los tres protagonistas de la ficción se bajan los barbijos para conversar con Clarín. Son Olivia Nuss, José “el Purre” Giménez Zapiola y Santiago “Toto” Rovito. Tenían entre 4 y 7 años cuando ocurrió lo que van a representar.

El personaje de Nuss se llama Malena. Tiene 19 años y sueños de convertirse en artista. Está de novia con Lucas (el personaje de “el Purre”), aunque siente cosas por su mejor amigo, Nico, que es interpretado por Robito. Malena va a Cromañón con varios de sus amigos. Algunos fallecen. Cuatro años después regresa a su barrio de la infancia para reconciliarse con el pasado y sobreponerse a la culpa que siente por seguir viva.

“Fue muy fuerte el trato que tuvimos con seis sobrevivientes”, cuenta Nuss. Y argumenta: “Nos dieron el lugar para preguntar por lo que necesitáramos saber. Me hizo aprender y ver a Cromañón como una masacre. Porque ellos sostienen que está mal decir que se trató de una tragedia, ya que se podría haber evitado. Otra de sus quejas es la manera en la que se contó la historia por los medios. Una parte del país los puso como culpables, en un lugar horrible. Les interesa mucho que se muestre lo que realmente ocurrió, lo solidario que fueron y cómo se organizaron en cuestión de minutos: la ayuda de los vecinos y los muchos pibes que murieron por entrar a rescatar a sus amigos”.

“El Purre” agrega: “Hubo vecinos que salieron con mangueras. Se armó un cordón en la vereda; eran esos mismos pibes. Algunos se salvaron entre ellos. Recuerda una frase de una de las sobrevivientes: ‘Esta historia, si se contara distinto, sería un ejemplo para el país. Un ejemplo de lo que son los pibes, lo que era esa cultura. Y es un lástima que eso no esté contado y se tenga una versión distinta’. Conocerlos y escucharlos me enseñó todo eso”.

Olivia Nuss, con la remera de Callejeros, en la ficción «Cromañón».

Como toda historia “inspirada en hechos reales”, la pre producción fue fundamental para la creación de los personajes, el vestuario y el guión. Se consultaron los noticieros y diarios de la época, se hicieron entrevistas con asociaciones de familiares de las víctimas y con sobrevivientes. No es un detalle menos que dos de los tres guionistas sean periodistas. Y que uno de ellos haya sido director de la revista Rolling Stone (Pablo Plotkin), medio para el que cubrió la masacre.

“Intentamos reflejar cómo vivían los pibes ir a ver a una banda de barrio. No era sólo ir a escuchar música; era militar a la banda. Como una convicción política. De poner tus ideas, tu ideología ahí. Es una responsabilidad gigante contar eso. Hablamos de lo que le pasó a una generación entera. Y a un país entero. Porque Cromañón habla de la situación del país de ese momento y de un cambio de cómo hacer las cosas. Un antes y un después”, dice Santiago Robito.

Luciana Díaz es la jefa de caracterización. Señala a los extras de la calle y cuenta que hubo una jornada en la que participaron más de 400. Fue el día de los planos abiertos de la escena de la noche fatídica.

Omar Chabán, el responsable del boliche en el que ocurrió la masacre de Cromañón.

“Los extras te marcan la realidad. Es recontra importante. Son los que te marcan la época. Trabajamos con referencias reales de maquillaje, peinados, tatuajes, looks. Estamos contando una historia que tiene propiedad; está bueno acercarnos lo más posible para que la gente lo sienta. Por eso, arte, vestuario y maquillaje deben trabajar en la misma línea”, dice, minutos antes de la escena.

Olivia Nuss recuerda el primer día de rodaje. Dice que al llegar, empezó a mirar a los extras y sintió que estaba viendo los videos de la época, que había mirado en la etapa de pre producción. “Durante un rato estuve con piel de gallina, con la panza revuelta. Era estar en esos videos”, asegura. A “el Purre” también le pasó algo fuerte, desde lo sentimental.

“Uno puede y debe acudir a lo técnico”, explica. “Pero en el momento que entendés que a alguien le ocurrió lo que estamos actuando, decís ‘uff…’. Uno sale cargado del set. Te lo llevás en el cuerpo. Es la primera vez que me pasa que me llevo todo a mi casa. Como que hay algo que nos pasa, que te entra al cuerpo. Uno no lo elige: a veces te decís ‘voy a ir más tranquilo al ensayo porque ayer fue durísimo’. Y es imposible relajarse. Obviamente que es lo lindo del trabajo también. Pero así como está el momento de contención y de decirnos lo que nos pasaba, también existe el ‘vamos a despejarnos un poco’. Porque además tenemos que contar una parte de vida, de luminosidad de nuestros personajes”.

El afiche de la serie «Cromañón», que se estrena este 8 de noviembre.

Completan el elenco de Cromañón Soledad Villamil, Luis Machín, Paola Barrientos, Carolina Kopelioff, Kevsho, Alan Madanes, Lautaro Rodríguez, Dani La Chepi y Antoni Bengoechea, entre otros. Además, hay colaboraciones especiales de Esteban Lamothe y Muriel Santa Ana.

Carolina Duré es uruguaya. Habla sobre su rol: “el vestuario es la primera impresión de un proyecto”. Es la responsable de los looks de rock barrial que se verán en la serie.

Y sigue: “El uniforme es bien de ustedes, bien de Buenos Aires. Acá se escuchaba rock. Pero no existía la moda. Hicimos mucha investigación. Miramos todo lo que giraba alrededor de Callejeros y a las bandas de la época. Primero quisimos entender el proceso histórico, post crisis. Y ese momento duro. Éramos todos pobres y más en estos contextos de rock de barrio. Después fue entender qué pasaba en otras tribus y la rivalidad entre ellas, porque los protagonistas pertenecían a distintas tribus. Hacer esta serie fue representar lo más fiel posible la época. Sin ficcionar ni romantizar”.

«Cromañón», un retrato de época que marcó a toda una generación.

“El Purre” cierra con el concepto de “representar”. “El espectador podrá decir que no le gustó. Pero nosotros estamos tranquilos con el compromiso, la dedicación y el amor que le pusimos. Desde el día del casting. Pienso es el respeto y el compromiso con el que encaramos el proyecto. Eso nos deja tranquilos”, concluye.

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