Pese a las diferencias internas que lo atraviesan, el peronismo hizo una primera lectura unívoca sobre el regreso triunfal de Donald Trump en los Estados Unidos y el alineamiento que ensaya desde Buenos Aires el gobierno de Javier Milei. Con matices, tanto Cristina Kirchner como Sergio Massa y Axel Kicillof consideran que el presidente electo norteamericano y el mandatario argentino son “sustancialmente diferentes” en materia económica, ya que el primero es “proteccionista” y el segundo un “aperturista”. En todo caso, piensan en el PJ, el “combustible ideológico” que fogonean los libertarios por la victoria republicana no se traducirá en ventajas concretas a la hora de cerrar las cuentas, tanto comerciales como de la abultada deuda externa.
En el entorno de Cristina Kirchner aún recuerdan un discurso de la expresidenta en 2016, cuando estaba en el llano y aún no había entrado en campaña hacia las legislativas de 2017 en territorio bonaerense. Justamente desde allí, en la Universidad Arturo Jauretche de Florencio Varela, hizo un elogio de lo que había significado en ese momento el batacazo electoral de Trump, que lo depositó en su primera presidencia. “El pueblo votó contra un establishment económico que lo único que les ha causado es pobreza, desalojos, la pérdida de sus casas, de su trabajo, eso es lo que pasó”, sostuvo Cristina Kirchner en aquel entonces, rodeada por dirigentes como Axel Kicillof, Andrés “Cuervo” Larroque y Jorge Ferraresi.
En el pensamiento profundo de Cristina no importa, en rigor, quién gobierne en Washington. “¿Qué le conviene a la Argentina? Yo tengo mi propia percepción: creo que Estados Unidos, más que un país presidencialista, es un país sistémico, al que lo maneja un sistema de relaciones, de ideas y fundamentalmente de poderes”, definió la expresidenta en ese momento. Mucho más cerca en el tiempo, este mismo año en un encuentro con dirigentes del PJ cuando anunció que se postularía a la presidencia del partido, profundizó en esa misma idea. “Es un mundo complejo en el que no sabemos cómo va a ser el resultado de la elección en Estados Unidos. Si gana Kamala (Harris) van a seguir las guerras convencionales. Si gana (Donald) Trump van a empezar las comerciales. Comercial o convencional, vamos a tener un mundo en guerra”, sostuvo.
En el mundillo de Cristina Kirchner no existe un gabinete en las sombras. Por ende, tampoco hay un único especialista en política exterior al que consulte. La expresidenta alimenta su información con lecturas de publicaciones extranjeras y argentinas, charlas con dirigentes y su propia experiencia en la gestión de gobierno (2007-2015). En el marco de un peronismo que hace rato mira más a China que a Estados Unidos, la presencia de Máximo Kirchner en un viaje oficial a Beijing el año pasado -en su primera salida del país en una delegación política- fue un primer intento por romper el aislacionismo kirchnerista, del que suele quejarse la propia Cristina cuando dice que el PJ “no tiene conexión ni conectividad con el mundo”.
Massa comparte la alianza panperonista con Cristina Kirchner, pero no es estrictamente del PJ sino de su propio partido el Frente Renovador. Sus lazos históricos, en términos geopolíticos, los tiene en Estados Unidos, algo que usufructuó para la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando fue ministro de Economía, entre 2022 y 2023. En su entorno entienden que el presidente Milei no va a poder aprovechar su “cercanía política” con Trump. “Vamos a un escenario donde los commodities bajan, suben los aranceles y se revalúa el dólar”, describen ante una consulta de LA NACION. Y agregan que “la única punta de negociación con Trump será mantener a China lejos”, algo que el propio Milei parece haber descartado para sorpresa de propios y extraños.
De acuerdo a las fuentes consultadas, el excandidato presidencial de Unión por la Patria sostiene que Trump seguramente tendrá “dos voces” para el contacto con América Latina. Uno de ellos el exembajador en la OEA Carlos Trujillo y el segundo un viejo conocido de la Argentina, Mauricio Claver-Carone, quien fue clave para que el FMI otorgara un préstamo de 55.000 millones de dólares a la administración de Mauricio Macri en 2018 -de los cuales se desembolsaron US$ 44.000) y que últimamente advirtió que Milei no debería albergar expectativas de que el organismo lo auxilie con fondos frescos. “Es una ilusión conseguir más dinero”, dijo. “Es muy probable que el gobierno argentino se coma la curva y crea que va a recibir fondos de Trump. Difícil que eso suceda”, sostuvo por su parte un conocedor de la diplomacia americana.
En las distintas terminales del peronismo también adquiere relevancia lo que esté proyectando Axel Kicillof. Se sabe que el gobernador y sus funcionarios más influyentes, como es el caso del ministro de gobierno Carlos Bianco, mantienen fluidos contactos con dirigentes y empresarios chinos, que los visitan con frecuencia en la Gobernación. “Habrá que ver lo que hace Trump, porque tiene como uno de sus pocos socios en América Latina a Milei, pero cuando se mira la campaña de Trump y las medidas que propone, no tienen nada que ver con lo que dice Milei, no es un libertario, es un industrialista”, señaló Bianco en contacto con este medio.
“Trump es proteccionista, industrialista, nada que ver con lo que dice Milei, que es la apertura comercial, la desregulación, es otra especie. Lo que pasa es que Milei es como su contraparte periférica, le viene bien a Trump un tipo como Milei que no pretende disputarle ningún mercado de productos industriales. Habrá que ver cómo se tramita eso”, agregó Bianco, una suerte de canciller de la gestión Kicillof. Y postuló: “El peronismo es siempre tercera posición, nunca alineamiento automático. Nuestro único alineamiento es el interés del pueblo argentino”. El propio Kicillof dijo, luego, que Milei está “arrastrado y sometido” en su política exterior, y que “le da la espalda a los vecinos de la región” para alinearse con Estados Unidos e Israel.
Los diplomáticos con origen peronista son, por su parte, muy críticos de la gestión libertaria en la Cancillería y de lo que proyecta el flamante canciller Gerardo Werthein, tras el despido sin miramientos que ejecutó Milei sobre Diana Mondino. “Va con un plan de implosión, con recorte total y sometimiento de los diplomáticos de carrera, siempre listos para entregarse fácilmente al nuevo dueño del piso 13. Werthein va por los restos del mondinismo. Ya dijo en privado: ´voy a extirpar a los funcionarios más cercanos a Mondino porque el presidente no confía en ellos. Roma no paga traidores´”.
En el peronismo no lo admiten, pero en el caso de Trump también miran su derrotero judicial tras la primera presidencia. Actualmente tiene una condena y cuatro causas con fallos pendientes. Cualquier parecido con la situación de Cristina Kirchner no parece solo una coincidencia. “Como tiene una lógica de poder más que de ideología, el peronismo se adaptará a quien sea el presidente de Estados Unidos y a los tiempos del mundo. Será liberal como con Carlos Menem o socialista como con los Kirchner. Esa capacidad de adaptación es su garantía de una nueva metamorfosis exitosa para los próximos años”, sostienen en el partido que fundó Juan Perón.
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