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Ridley Scott estrena Gladiador II, planea una biopic de los Bee Gees y no le importa el futuro de los cines

Pasaron 24 años desde que el director Ridley Scott se anotara uno de los mayores éxitos de su carrera con Gladiador, una epopeya de espadas y sandalias protagonizada por Russell Crowe que ganó el Oscar a la mejor película. A sus 86 años, Scott sigue trabajando a un ritmo prodigioso, a veces incluso dirigiendo dos películas el mismo año.

La última es Gladiador II, que retoma la acción dos décadas después de que el personaje de Crowe, Máximo, muriera heroicamente en la arena. En los años transcurridos desde entonces, Lucio (Paul Mescal), el hijo secreto de Máximo, fue trasladado al norte de África, donde también se convirtió en un luchador. Pero la guerra emprendida por el general romano Marco Acacio (Pedro Pascal) llevará a Lucio de regreso a su lugar de nacimiento, donde el astuto traficante de armas Macrino (Denzel Washington) intentará manipular al joven para favorecer sus propias ambiciones.

En octubre me reuní con Scott en su oficina de Los Ángeles decorada con carteles de algunas de sus películas memorables, como Alien, Blade Runner y Misión: Rescate. Fiel a su estilo, mientras se preparaba para el estreno de Gladiador II el 22 de noviembre (en la Argentina estrena una semana antes, este jueves 14 de noviembre), ya estaba inmerso en la preproducción de su próxima película (una biopic de los Bee Gees que rodará en febrero) e incluso había empezado a escribir el guion de la siguiente (una adaptación de ciencia ficción).

“Me siento vivo cuando hago algo a este nivel”, afirma. “No lo llamo estrés, lo llamo adrenalina. Y un poco de adrenalina es bueno”.

Ridley Scott, que en breve cumple 87 años. Fotos: UIP/ Paramount

A continuación, extractos editados de nuestra conversación.

-La secuela de “Gladiador” estuvo en proyecto durante más de dos décadas, lo que la convierte con diferencia en la película más larga que ha desarrollado. ¿Qué le impulsó a llevarla a cabo?

-La primera Gladiador, de 2000, tuvo un éxito creciente, pero la popularidad de la película creció en parte gracias a las plataformas de streaming. Me encantan las plataformas porque en lugar de que una película se quede en una estantería muriéndose después de su estreno, está en línea, y la calidad es siempre magnífica, tan buena como cuando se estrenó. No paraba de oír que a la gente le encantaba Gladiador. Pensé: “Será mejor que hagamos algo”.

Paul Mescal es Lucio, el hijo secreto de Máximo (Russell Crowe).

La lógica era muy clara en cuanto a lo que debía ser, porque a menudo en una secuela no tenés sobreviviente, no tenés historia, pero teníamos a una persona (Lucio) que de repente había desaparecido del cuadro. ¿Adónde había ido? Empezás con el lugar al que fue, un niño en constante huida. Y me pareció un buen comienzo.

-Después de que la primera “Gladiador” fuera un éxito tan grande, hubo otras exploraciones sobre una secuela en la que Russell Crowe podría seguir participando de alguna manera, ¿no es así?

-Russell y yo nos reunimos un par de años después, y Russell dijo: “¿Qué podemos hacer? Estoy muerto”. De repente pensé que había una forma de traerle de vuelta de entre los muertos: cuando un hombre muere en batalla, ésa es la oportunidad de venir del lado de los muertos al lado de la vida, volver en el cuerpo de un soldado. Le dije: “El problema es, Russell, o vas a ser el doble de Máximo o vas a tener que ser otra persona”.

Connie Nielsen regresa como Lucila, la madre de Lucio.

-Hubo incluso una idea de secuela que escribió el músico Nick Cave, en la que Máximo resucita como instrumento de los dioses romanos enviado contra Jesucristo. Obviamente, no se hizo.

-Era demasiado grandioso. Nick es muy de teatro de altura, y Steven Spielberg (al que se consultó sobre la película original) dijo: “No”. No confiaba en lo que habíamos montado, así que lo dejé estar.

-¿Cómo supo que esta nueva encarnación era la correcta después de tantos años de falsos comienzos?

-Estaba decidido a no dejarlo pasar, porque el entusiasmo no desaparecía. Quería honrarlo y sería una locura no hacerlo, y también una locura económica, porque si lo hacés bien, ganás mucho. Así que pensé: “Voy a sentarme aquí hasta que consigamos una huella”.

Denzel Washington es Macrino, un comerciante de armas y formador de gladiadores.

-Una vez que decidió centrar la película en el hijo de Máximo, se convirtió en un papel protagónico al que aspiraban muchos jóvenes de Hollywood. ¿Cómo se decidió por Paul Mescal?

-Me fijé en Paul cuando vi (la miniserie) Normal People. Pensé: “Dios mío, se parece a Richard Harris”, es la nariz, el perfil. A estas alturas, creo que vi a muchos debutantes, desde Sigourney (Weaver en Alien) hasta Brad (Pitt en Thelma & Louise). Parte de mi trabajo es que soy un buen caster, y también me ayudan muy buenos directores de casting, así que los elijo con cuidado. Para mí, un director de casting es tan importante como una buena cámara.

-Hasta ahora, Paul nunca había hecho una gran película de estudio. ¿Sintió que tenía que escalar su sensibilidad de cine independiente para esto?

-Paul es muy inteligente, así que todo lo que tiene que hacer es superar la escala en la que lo voy a poner. Cuando lo acompañé al estudio de Roma en Malta, le dije: “Lo superarás en dos horas. Esto es todo para vos, esto es todo para mí. Vamos a hacer esto juntos”. Eso fue todo. Parte de mi trabajo es quitarle importancia.

-¿Concibió el personaje de Denzel pensando en él?

-No. Pero hay un gran cuadro de Jean-Léon Gérôme (Baño árabe). El tipo es absolutamente negro como el teléfono y es magnífico, tiene barba de punta y un gran sombrero enjoyado, a lo Dizzy Gillespie, de seda naranja y azul.

No tanta risa debería haber entre los protagonistas, pero durante el rodaje se ve que la pasaron muy bien.

-Es un Denzel diferente al que estamos acostumbrados a ver. Es ligero y astuto, con toques de bisexualidad.

-Hay un brillo. Además, es un gángster. Creo que fue claramente un prisionero de guerra, fue al ring, se ganó su libertad, de repente trabajó en una gigantesca fábrica de pan y suministró pan al ejército romano. Tal vez eventualmente se hizo cargo de eso, luego va a municiones, por lo que es un traficante de armas. Pensé que ésa era su evolución. Él dijo: “Me gusta eso. Soy un gángster”.

-Anteriormente trabajó con Denzel en “American Gangster” (2007). ¿Cómo lo encontró en ésta?

-Siempre díscolo, siempre. Así es él: Denzel, en cierto modo, es un actor del método. Cuando hace un papel, está en el papel todo el tiempo, así que no es Denzel a diario, ni siquiera fuera de las cámaras.

Paul Mescal fue candidato al Oscar por «Aftersun», pero Scott ya lo tenía visto de una miniserie.

-Barry Keoghan iba a interpretar a un villano en la película, pero se retiró. ¿Qué ocurrió?

-Sí. Barry se quedó encerrado en Saltburn. Creo que es quizá la mejor película que he visto este año. De todos modos, Barry es uno de los buenos, al mismo nivel que Joaquin Phoenix y Paul. Barry es tan complejo y realmente lo tiene bajo control. Sé que es un poco difícil, pero merece la pena. Como decidirse por Joaquin, merece la pena.

-Joaquin abandonó hace poco una nueva película de Todd Haynes justo cuando iba a entrar en producción. Oí que en la “Gladiador” original también hubo que convencerlo para que se quedara.

-Estaba con su traje de príncipe diciendo: “No puedo hacerlo”. Yo dije: “¿Qué?”. Y Russell dijo: “Esto es terriblemente poco profesional”.

Ridley Scott marca una escena en Marruecos a Paul Mescal.

-¿Cómo se convence a alguien para que se quede?

-Puedo actuar como un hermano mayor o un padre. Pero soy muy amigo de Joaquin. Gladiador fue un bautismo de fuego para los dos al principio.

-¿Es cierto que Joaquin también dudó en hacer su película “Napoleón” hasta que Paul Thomas Anderson entró para reescribirla sin acreditar?

-Tommy estaba haciendo Licorice Pizza y me aconsejaba cómo hacer Napoleón. La verdad es que fue muy divertido. Tres de nosotros en esta habitación gritando de risa.

-Se dice que el presupuesto de “Gladiador II” se disparó por encima de los 300 millones de dólares. ¿Eso tuvo que ver con el paro forzado por la huelga?

-No, acabé con 10 millones de dólares menos porque la hice en 51 días. Lo que ocurrió fue que empezamos con el presupuesto parado porque quizás empezamos demasiado rápido. Soy un poco hombre de negocios, así que me dije: “Un momento, ¿cuánto estamos gastando? ¿Y adónde fue a parar?”. Llevo 50 años en esto, así que inevitablemente te volvés consciente del presupuesto. Tenés que hacerlo, porque la publicidad tocó fondo y ahora tiene que reformarse y reinventarse. Ahora intento adoptar la IA.

En la arena del Coliseo romano. Allí, donde Máximo (Russell Crowe) combatió, también lo hará Lucio (Paul Mescal).

-¿En qué sentido?

-Quiero hacer animación.

-¿Eso dejaría a la gente sin trabajo? Hablé con gente del mundo de la animación que cree que la IA reducirá sus puestos de trabajo.

-Creo que podría crear puestos de trabajo, pero significa volver a aprender. Alguien dijo una vez que, a lo largo de tu vida, puede que tengas que volver a formarte dos o tres veces, y es duro para la persona promedio. Para mí, simplemente tengo que evolucionar. Me gusta pensar que soy un jugador de tenis y que tengo que seguir arrojando la pelota.

-Sam Altman y otros hablan de que la inteligencia artificial crea empleo. Tengo curiosidad por saber cómo funcionará realmente, porque me parece evidente que reducirá puestos de trabajo.

-No creo que vaya a crear puestos de trabajo, salvo para especialistas de muy alto nivel. Se puede hacer en una semana lo que a diez hombres les llevaría diez semanas.

Paul Mescal, el actor de «The Mandalorian» y «The Last of Us» es el general Marco Acacio.

-¿Qué recuerda de la noche en que “Gladiator” ganó el premio a la mejor película? Ganó varios Oscar, aunque no el Oscar a la dirección.

-Me atropellaron, me pisotearon todos los que iban por el Oscar. Siempre recuerdo que fue Steven (Spielberg) quien dijo: “La película obtuvo cinco premios de la Academia. ¿Qué te pasó?”.

-Steven Soderbergh ganó el premio al mejor director ese año por “Traffic”. Parecía sorprendido.

-Sí, estaba sorprendido. Pero no me importó, me nombraron caballero. Me acaban de nombrar caballero otra vez y me siento muy recompensado. En realidad, mi recompensa es que todavía estoy bien para hacer lo que hago. Toco madera todos los días.

-Recibió nominaciones al Oscar por dirigir “Gladiador”, “La caída del Halcón negro” y “Thelma & Louise”. ¿Le parecen las tres más adecuadas?

-No, creo que podrían haber sido más. Puedo nombrar exactamente por cuál podría haber estado nominado, porque creo que Los duelistas también era bastante buena. Me dieron el premio en Cannes (en 1977) al mejor debut como director.

-Un premio en el Festival de Cannes por su primera película es un gran logro.

-Nunca voy a Cannes. Lo odio. Cuando hice Los duelistas, me dijeron: “Queremos que sea la película británica en Cannes”. Y yo dije: “Bueno”. Ahora estoy en Cannes y Roberto Rossellini estaba en el jurado. Me pregunto si te contaré eso. Cuidado con lo que le voy a contar.

-Claro.

-Rossellini me dijo: “Escuchá, me encanta la película. Quiero darte la Palma de Oro”. Y me dijo: “El comité la rechaza porque alguien sobornó al comité para que vote a otra persona”.

-¡Guau!

-Sí. Me dijo: “¿Qué querés hacer?”. Le dije: “Nunca pensé que llegaría tan lejos”. Dijo: “Buen hombre». Y los hermanos Taviani ganaron por Padre Padrone. Eso fue interesante. Habían puesto dinero.

-¿Siente que hay alguna relación entre la Roma que vemos en “Gladiador II” y nuestro momento político actual?

-Sí. Si no nos cuidamos, vamos a estar peor. Una bomba es tan mala como poner a los cristianos en la arena y permitir que un león entre y se los coma, y la gente olvidará que lo hicieron por diversión. Todo es increíblemente horrible. Trato de mantener eso en primer plano, como cuando Lucio dice: “¿Es así como Roma trata a sus héroes?” Porque nunca se puede corregir esa locura. Y cuando la locura tiene la voz, la retórica para convencer a la gente -porque siempre hay una gran facción, por desgracia, el 50% que son estúpidos y fuera de su mente- hay una situación muy peligrosa.

El general que encarna Pedro Pascal es homenajeado por uno de los hermanos emperadores (Joseph Quinn, quien interpreta a Geta).

-La sensación de disparidad de clases en la película es especialmente pronunciada, cuando tantas personas están sujetas a los caprichos de unos pocos hombres ricos y poderosos.

-Pero los que hacen el dinero suelen ser los motores del empleo. Así que no se puede decir que todos los multimillonarios sean unos sinvergüenzas, porque todos los multimillonarios probablemente crean muchos puestos de trabajo. Sin embargo, no entiendo por qué hay gente viviendo en la calle en California, donde la productividad general es la sexta mayor del mundo.

-Creo que las personas más ricas están tan aisladas hoy en día que no hay relación entre ellas y la vida tal y como se vive normalmente.

-¿Pero de verdad creés que gravar a los multimillonarios con el 57% adecuado ayudaría? ¿Pagaría el problema o es un mal gobierno?

-Esperaría que sirviera para solucionar el problema, pero también hay que contar con políticos eficaces.

-Alguien dijo que hay 1.000 multimillonarios en los Estados Unidos (hay unos 800), así que si hay 1.000 multimillonarios, pague su 50%.

-Hace poco se informó de que Apple podría retirarse del tipo de estrenos en cine que la empresa dio a “Napoleón”. ¿Le preocupan estas cosas sobre el futuro del cine?

-No, porque de todas formas me pagan demasiado.

-¿Pero no le siguen interesando los estrenos en salas?

-No, la verdad es que no. Simplemente me divierto haciendo lo que hago. Pero es un privilegio hacer lo que hago. Si esto es un coche de Fórmula 1, soy un buen piloto.

-¿Pero seguirá habiendo circuitos? ¿Cree que el público más joven que viene hoy tiene la misma relación con el cine que teníamos usted o yo?

-No. Están al menos dos generaciones por detrás de la mía, pero son de un modo diferente, sofisticado. Da miedo lo estúpidos que nos estamos volviendo.

-Denzel dijo recientemente en la prensa que no sabe si le quedan muchos más papeles como actor.

-Empezará a dirigir.

-Bueno, estuvo dirigiendo.

-Sí. Pero suelen ser pequeños filmes.

-¿Cree que escalará?

-Sí. Aunque puede que no, porque siempre le gustó el teatro: está haciendo Otelo en Broadway. Puede que prefiera eso porque cuanto más grande es la película, más agravantes implica. Tenés que ser capaz de manejarlo.

-Puede que Denzel trabaje menos como actor, pero usted no me parece en absoluto alguien que esté deseando poner fin a su carrera.

-No, es una locura.

-Su madre vivió hasta los 95, ¿verdad?

-Sí. Me dijo: “Esto es ridículo”, me tomó de la mano y se murió. ¿No es genial?

Traducción: Patricia Sar

POS

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