Apesar de ser dos figuras reconocidas, Natalia Graciano (48) y Matías Martin (54) siempre mantuvieron un perfil bajo en torno a su vida privada, y fue con esa misma discreción que trataron su sorpresiva separación –anunciada por Ángel de Brito en diciembre pasado– después de más de dos décadas de amor, dieciocho años de casados (dieron el “sí, quiero” en marzo de 2005) y dos hijos, Mia (18) y Alejo (16) –él, además, es papá de Luca (24), fruto de su relación con Nancy Dupláa–. “Fue una decisión que tomamos y estamos muy bien los dos. Priorizamos mucho la familia y se nota”, fue lo único que en aquel entonces atinó a decir la ex modelo y diseñadora, que desde 2013 tiene su propia marca de moda, Merci Beaucoup. Un año después, Natalia dio vuelta la página y, por primera vez en mucho tiempo, se reconoce como la verdadera protagonista de su historia, se muestra libre, desenfadada y sensual en esta producción de fotos desde las playas de Colonia, en Uruguay, a la vez que se anima a abrir las puertas de su mundo privado como nunca antes lo había hecho.
–¿Qué balance hacés hoy de tu relación con Matías?
–Mi balance es positivo, armamos un proyecto en común no sólo a nivel familiar, sino en todos los sentidos. Nos construimos, crecimos juntos y cumplimos muchos sueños.
–Cuando lo conociste llevabas varios años trabajando como modelo. ¿Sentís que relegaste tu carrera por tu proyecto de familia?
–Sabíamos que al momento de formar nuestra familia iba a ir dejando de a poco el mundo de la moda tal como lo venía viviendo. No sé si utilizaría la palabra relegar. Decidí bajar mi perfil y quisimos formar una familia y que yo me dedicara principalmente a nuestros hijos, sobre todo cuando eran más chicos. Dejar de trabajar de modelo fue una decisión que me costó un montón, pero sentía que tenía otros sueños por cumplir. Sin duda, el más importante era mi familia. También me gustaba la idea de abordar otros proyectos y darle rienda suelta a mi creatividad. Durante algunos años dirigí Quiero, libro de moda, una edición coleccionable en la que mostraba el diseño argentino en alta calidad. Ese proyecto, que honraba la identidad de cada diseñador, marcó un capítulo importante en mi vida y abrió el camino hacia Merci, mi verdadero amor.
–Cuando se separaron, se habló de desgaste y diferencias ideológicas. ¿Esos fueron los motivos por los que le pusieron fin al matrimonio?
–Hubo un desgaste muy grande, es verdad. A veces, navegás en esas aguas y lo normalizás. No es fácil tomar la decisión de separarse, le pasa a la mayoría de las parejas y nos pasó a nosotros también. Con Matías siempre tuvimos diferencias en general que nos complementaron, venimos de mundos distintos y eso fue enriquecedor para ambos. Quizás, cuando todo está mal, esas mismas diferencias que antes te complementaban te pueden jugar en contra.
–¿Cómo viviste la post separación?
–Al momento de separarnos viví algo muy revelador, siento que para los dos fue similar. Veníamos de varios años de desgaste y quizás de no mirarnos con el amor que nos merecíamos. Me volví a mirar, me di cuenta de que por muchos años no tuve el foco puesto en mí y hoy volvió mi yo más radiante, me reencontré.
–Al mismo tiempo que te rearmabas como mujer tenías que contener a tus hijos y tratar de que no les afectara, ni a ellos ni a vos, lo que se decía en los medios y en las redes sociales.
–Los chicos lo tomaron bien. Al principio, la noticia fue un shock, no lo esperaban, pero se adaptaron. Vernos a los dos bien fue la clave para que lo vivieran con normalidad.
–¿Cómo estás transitando la soltería después de tantos años en pareja?
–Estoy sola y muy bien. Lo vivo con naturalidad y tranquilidad. Me voy entregando a los diferentes momentos que se presentan. No me interesa hacer planes por demás ni llenar espacios. Hago sólo lo que me divierte y también la paso muy bien sola. Desde ya, no son todos los momentos lindos y fáciles, también te chocás con lugares incómodos, pero me parece interesante transitarlos. Al hacerles frente a esos momentos difíciles, te hacés más fuerte y transformás el dolor en poder.
–¿Hacés terapia?
–Hice terapia toda mi vida y dejé meses antes de separarnos con Matías. Hoy elijo que mi terapia sean actividades que me resulten liberadoras. Tomo clases particulares de baile y de canto, voy al gimnasio, estudio la Torá y practico un tipo de terapia de armonización. Estoy atenta a todo lo que me inspire para sumar a mi rutina.
–¿Tenés ganas de volver a enamorarte? ¿Qué buscás hoy en una pareja?
–No estoy en la búsqueda de una pareja, para nada. Mi foco está en mi crecimiento personal, mis hijos y Merci. De todas formas, siento que, si hay alguien destinado para mí, se cruzará en mi camino y lo voy a saber reconocer.
–¿Todo lo que estás viviendo a nivel personal lo volcás en tu proyecto de moda?
–Sí, la nueva colección de Merci representa un momento de renacimiento. Mi inspiración fue el solsticio que simboliza el cambio, una etapa de renovación y una conexión más profunda con uno mismo y con la naturaleza. Prendas que evocan libertad y sensualidad con una elegancia natural, pensadas para alguien que esté en su momento de mayor autenticidad y poder personal.
–Hace mucho que no te mostrabas como lo hiciste en esta producción. ¿Qué hizo que te animaras?
–Creo que las fotos reflejan muy bien mi presente y ese volver a mí. Me resultó natural hacerlas, me divertí y disfruté cada momento. Me siento más libre, más conectada con mis sentidos. Claramente hay un cambio de actitud y vuelvo a dar un paso al frente.
–¿Sentís que es volver a tu época de modelo?
–Hay algo que trae aparejado el trabajo de modelo, que es jugar con tu sensualidad. Y eso reapareció en mí. Cuando vi las fotos, pensé: “Son los 90 en Punta, pero hoy”.
–Y ahora tu hija Mia sigue tus pasos en la moda…
–A Mia le apasiona la moda como a mí, compartimos viajes de búsqueda e inspiración para cada colección de mi marca. Además, sigue mis pasos como modelo y me resulta increíble ver cómo se para frente a una cámara con tanta naturalidad.
–¿Cómo te llevás con la edad y el paso del tiempo?
–Bien. Suelo decir que los años te dan y no te quitan, sólo tenés que saber capitalizarlo. Siempre pienso que el mejor momento es hoy, jamás quedé atada al pasado.
Agradecimientos: Soledad Hernández (fotos), Sol Ferreiro (maquillaje y peinado) y Merci Beaucoup
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