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La kirchnerista Lucía Corpacci sumó su firma al pliego de Lijo y el juez está un paso más cerca de la Corte

La senadora catamarqueña Lucía Corpacci pidió ayer que le acercaran el dictamen que busca llevar a Ariel Lijo a la Corte Suprema y sumó su firma, según confirmaron a LA NACION tres fuentes del oficialismo. Se trata de una jugada sorpresiva y una señal del peronismo a una semana de que culminen las sesiones ordinarias en el Senado: Corpacci fue la segunda en la lista del PJ que encabezó Cristina Kirchner y que luego fue proclamada para conducir el partido.

La candidatura de Lijo necesita nueve firmas en la Comisión de Acuerdos para poder pasar al recinto, donde requiere, a su vez, dos tercios de los votos para conseguir el acuerdo definitivo.

En La Libertad Avanza mantienen el dictamen de Lijo bajo siete llaves y no revelan cuántas firmas tiene el papel. Hay fuentes del Congreso que aseguran que ya se alcanzaron las nueve firmas, pero el oficialismo no quiere confirmarlo.

El otro candidato de Javier Milei a la Corte Suprema es el catedrático Manuel García-Mansilla, de perfil conservador y más alineado con el ideario libertario. Pero él está mucho más lejos que Lijo: a esta altura, solo tendría cinco de las nueve firmas en la Comisión de Acuerdos.

Cerca de Guadalupe Tagliaferri (Pro-Capital), presidenta de la Comisión de Acuerdos, dijeron que todavía el dictamen de Lijo no está presentado oficialmente en el cuerpo.

“Seguimos diciendo que son los dos o ninguno”, dijo una fuente del Gobierno que dio a entender que el oficialismo no pretende que el pliego de Lijo avance y el de García-Mansilla quede en el camino. “En enero la Corte va a tener cinco jueces”, aseguró a LA NACION otra altísima fuente gubernamental y subrayó que Milei no dejará que el máximo tribunal funcione con tres miembros a partir del 29 de diciembre, cuando Carlos Maqueda cumpla 75 años y deje su sitial en el cuerpo.

Si en los días que quedan de actividad los pliegos de Lijo y García-Mansilla no prosperan en el Senado, la Casa Rosada podría avanzar con una solución extrema, que consiste en nombrar a ambos candidatos a la Corte por decreto, en comisión y durante un año, período en el que deberían obtener el acuerdo del Congreso.

Hoy falta una semana de sesiones ordinarias y habrá que ver si el Poder Ejecutivo convoca a extraordinarias e incluye a los dos pliegos a la Corte dentro del temario. Las gestiones políticas para obtener los dictámenes -y, luego, para juntar los dos tercios del Senado- están encabezadas por el viceministro de Justicia, Sebastián Amerio, un hombre del riñón del estratega Santiago Caputo. Ayer, de hecho, se lo vio al funcionario caminar los pasillos de la Casa Rosada en el ala donde tiene oficina el asesor presidencial.

El Gobierno envió los pliegos de Lijo y del catedráctico Manuel García-Mansilla a fines de mayo y hasta ahora no habían logrado superar la primera estación en el Senado, que consiste en conseguir dictamen en la Comisión de Acuerdos. En estos meses, el oficialismo desplegó un sinfín de gestiones y conversaciones con distintos senadores y terminales políticas.

Hubo, sobre todo, un intento de sellar un acuerdo de cúpula tácito con Cristina Kirchner, contraparte ineludible de cualquier negociación para integrar el máximo tribunal ya que ella controla una porción importante de los bloques Frente Nacional y Popular y Unidad Ciudadana. Esos votos son imprescindibles para alcanzar los dos tercios que los pliegos necesitan en la Cámara alta.

Semanas atrás, esas negociaciones se empantanaron. Según pudo reconstruir LA NACION, la expresidenta habría propuesto acompañar a Lijo si, a cambio, se bajaba el nombre de García-Mansilla para sumar una candidata mujer afín al kirchnerismo (se habló de María de los Ángeles Sacnun). En el combo entraría también la designación del Procurador General de la Nación (el jefe de los fiscales), que quedaría a elección de La Libertad Avanza (LLA). Pero la Casa Rosada no quiso resignar el nombre de García-Mansilla.

Cuando todo parecía en punto muerto, en las últimas horas asomó este nuevo movimiento, con la firma de Corpacci, vicepresidenta del PJ que hoy conduce Cristina.

Lucía Corpacci (de negro) en un acto con Cristina KirchnerPrensa CFK

Según trascendió de fuentes parlamentarias, el pliego de Lijo tendría el apoyo de los senadores que integran el nuevo interbloque “Las Provincias Unidas”, conformado por diferentes bloques provinciales y presidido por el peronista Carlos “Camau” Espínola (Corrientes), de buena relación con la Casa Rosada. En la Comisión de Acuerdos participa, además de Espínola, el salteño Juan Carlos Romero (Cambio Federal). Entre los avales, también se menciona el de la tucumana Beatriz Ávila (Por la Justicia Social) y el del misionero Carlos Arce (Frente Renovador de la Concordia Social). También se especula con el acompañamiento de la santiagueña Claudia Ledesma Abdala de Zamora (esposa del gobernador Gerardo Zamora), y del sanjuanino Sergio Uñac. Se descuenta, en tanto, la firma del jefe del bloque de La Libertad Avanza, Ezequiel Atauche.

En la UCR, sin embargo, insisten en que ellos todavía no acompañaron el dictamen de Lijo y que el radical Eduardo Vischi, no lo firmó.

Respecto a García-Mansilla, según pudo reconstruir LA NACION, su dictamen solo juntó cinco firmas. Ahí se cuentan las de Atauche, Arce, Ávila, Espínola y Romero.

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