Este sábado en el centro porteño se llevará a cabo a la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista, una protesta que el Gobierno consideró «política» y trató de relativizar indicando que «no genera ninguna preocupación». Se trata de una reacción a las palabras del presidente Javier Milei en el Foro de Davos, donde fue lapidario con la cultura «woke» y relacionó la homosexualidad con la pedofilia, lo que derivó inmediata reacción de la comunidad LGBT, que marchará este sábado de Congreso a Plaza de Mayo, en una convocatoria a la que prometieron adherir algunos sindicatos como ATE y otros vinculados a la CGT, además de diversos colectivos sociales.
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Según Noticias Argentinas, un asesor del presidente sostuvo: «No hay ninguna preocupación. Todo saldrá bien para el Gobierno porque estará toda la política». Y agregó: «Será una clara muestra de cómo la política creó una ficción sólo para estar en la calle en el año electoral«.
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Desde el oficialismo decidieron transmitir confianza. La estrategia es empalmar la convocatoria a los sectores que denominan como parte de «la vieja política» con el objetivo de desestimar los reclamos. La manifestación se organizó luego de que Milei asociara homosexualidad con pedofilia.
El oficialismo reedita el concepto del «tren fantasma»
Para reforzar el concepto de la «vieja política», desde Casa Rosada cuestionaron que hayan adherido al reclamo funcionarios del gobierno de Unión por la Patria, como la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner o el gobernador de la provincia de Buenos Aires. «Miralo a (Axel) Kicillof ayer hablando en defensa de las mujeres y salió a defender a (Fernando) Espinoza. Y ni hablar del silencio con lo de Alberto (Fernández). Ah, pero ahora habla de violencia contra las mujeres. Lo mismo los gremialistas… nos van a dar la razón», sentenció la misma fuente.
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En el universo libertario se decidió reeditar el concepto del «tren fantasma» para cuestionar a los referentes que decidieron plegarse a la convocatoria. En esa línea, mencionaron la adhesión de las dos CTA, algunos sectores de la CGT y de referentes de partidos tradicionales como la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica y el peronismo. También manifestaron que saldrán a la calle desde Nuevo MAS, el Frente de Izquierda, el Partido Comunista, Patria Grande y varios movimientos sociales.
De hecho, otro funcionario de alto rango en la Casa Rosada ironizó en el mismo sentido: «¿Quiénes salen a movilizar? ¿Las mismas que no marcharon en rechazo a (José) Alperovich, Alberto Fernández y Espinoza?», se preguntó.
El impacto de sus dichos y las aclaraciones de Milei
En el Ejecutivo nacional subrayaron que no tienen preocupación y que la movilización no afectará la imagen del presidente. Sin embargo, cada vez más localidades de la Argentina anuncian sus propias convocatorias. En la Ciudad de Buenos Aires, se marchará desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo.
Javier Milei salió del placard
La confianza que deja trascender La Libertad Avanza, de todas formas, contrasta con los intentos de Milei de recalibrar sus propios dichos. A través de una serie de publicaciones en redes sociales, acusó a sus detractores de «tergiversarlo». «Somos liberales. El respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo es parte de nuestro ADN. Lo que no vamos a tolerar nunca, y lo que la sociedad ya no tolera más, es pretender imponer desde el Estado un trato desigual frente a la ley, con el único fin de obtener privilegios y seguir expandiendo el Estado del que los políticos ladrones roban», sostuvo el presidente.
Fiel a su estilo, el presidente se refirió a «El diccionario zurdo» para intentar exponer que se hizo una «doble interpretación de sus palabras». Según Milei, su cuestionamiento a «los privilegios de las políticas de género» es leído por la izquierda como una «persecución al colectivo LGBT».
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De la misma forma se expresó Manuel Adorni. En su primera conferencia del año, el vocero presidencial aseguró que se hicieron «malas lecturas» del discurso de Mile en Davos y subrayó que el libertario «no cuestionó el feminismo como defensa de la mujer», sino que se opuso «a los negocios» que hay detrás del movimiento.
Más allá de la defensa férrea del oficialismo, según NA, «la rápida respuesta del colectivo LGBT y su poder de convocatoria sorprendieron al Gobierno que se vio obligado a bajar el tono del propio Milei».