En una época donde los hijos de las celebridades crecen bajo el foco de las cámaras, Penélope Cruz eligió ir a contramano. Junto a su marido, Javier Bardem, la actriz española tomó una decisión contundente: mantener a sus hijos lejos de la exposición pública y criarlos con reglas claras, firmes y muy alejadas del glamour de Hollywood.
Sus hijos, Leo (13) y Luna (10), son prácticamente invisibles para los medios. Nunca han aparecido en revistas, ni en redes sociales, ni en alfombras rojas desde hace muchos años que se los vio junto a ellos en un parque.
Cruz defiende esta postura con convicción. “No me parece sano que niños de 12 años estén en las redes sociales, es una presión innecesaria”, dijo en una reciente entrevista. “Hay que protegerlos. No están preparados para manejar la exposición ni los comentarios ajenos”, completó.
La ganadora del Oscar asegura que, más allá de su fama, intenta ofrecerles a sus hijos una vida lo más normal posible. “Ellos no eligieron tener padres actores. Les toca aprender con límites, con contención y con libertad, pero sin el peso de la mirada pública”, explicó Penélope.
UNA VIDA FUERA DE LOS ESCENARIOS Y CON MUCHA DISCIPLINA
Esta idea no es nueva, pero en su caso es inflexible: nada de redes sociales, nada de entrevistas y, por supuesto, cero fotos filtradas. «Tampoco queremos que tenga teléfono celular hasta los 16 años«, firmó la esposa de Javier Barmen. ¡Qué duro todo!
A diferencia de otros hijos de famosos que crecen rodeados de cámaras y contratos publicitarios, Leo y Luna viven una realidad opuesta. Penélope y Javier decidieron que su prioridad absoluta es la educación, la lectura y la música, y que la actuación o el modelaje no están en los planes inmediatos.
De hecho, fue recién ahora cuando Penélope se animó a contar públicamente a qué sueñan dedicarse sus hijos. Según dijo, Luna quiere ser gimnasta y Leo se inclina por la música.
«Lo más importante es que ellos elijan su camino. Yo solo acompaño. Pero sí tengo claro que no quiero que sufran lo que muchos niños sufren por estar en la vidriera mediática», remarcó.
Además de mantener la intimidad familiar bajo llave, Cruz reconoce que en su casa se aplican normas estrictas: horarios limitados para pantallas, consumo regulado de tecnología, y mucho tiempo dedicado a la actividad física y a la conexión real. “En casa, las cosas no giran alrededor de la fama”, dijo.
Pese a ser dos de los artistas más reconocidos del mundo, tanto ella como Bardem se muestran como una familia discreta, que prioriza el bienestar por sobre el show. Esa coherencia entre lo que dicen y lo que hacen es lo que más llama la atención en un mundo que lo muestra todo.
“Mi trabajo no me define como madre. Mis hijos merecen crecer sin flashes en la cara”, sentenció Penélope con firmeza.