«A unirse todos. Solo la unidad nos va permitir avanzar y sacar a este Gobierno que está contra el pueblo», azuzó el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel sobre el improvisado escenario armado en base a container en el corazón de la Plaza de Mayo, acompañado por dirigentes sociales y unos pocos sindicalistas. Con claro tono político, fue el acto de cierre de la peregrinación que enlazó el santuario de San Cayetano, en Liniers, con la plaza ubicada frente a la Casa Rosada.
Todos las agrupaciones convocantes homenajearon, además, al Papa Francisco en ocasión de la conmemoración de la fiesta del patrono del pan y del trabajo. La CGT, que participó «a un costado» de la movilización -literalmente algunas columnas se ubicaron sobre Hipólito Yrigoyen- también recordó a Jorge Bergoglio con un documento propio intitulado «La inclusión y el bien común contra la cultura del descarte», en referencia a la lucha que brindó el fallecido pontífice mientras se desempeñaba en el arzobispado porteño.
Los primeros manifestantes comenzaron a llegar a Plaza de Mayo a las 14 y se sorprendieron por un operativo de seguridad más laxo que el que acostumbra a realizar el ministerio conducido por Patricia Bullrich. De hecho, el vallado que separaba el histórico paseo de la Casa de Gobierno dejó un pasillo por ambos extremos que permitían a los oficinistas caminar hacia el bajo porteño. Sí se vieron a un costado del palacio gubernamental a camiones de la Policía Federal y de la PSA, cuyos agentes se dispusieron en formación tras las vallas. La protesta, no obstante, se celebró sin incidentes.
Frente al escenario, se ubicaron las banderas del la CTEP, del Movimiento Evita, de Somos Barrios de Pie y a unos metros de gremios como la UOCRA, UOM, ATE, UATRE y UDA (docentes), entre otros. La primera columna en arribar al histórico escenario fue la de los estatales, con Rodolfo Aguiar (ATE) a la cabeza, quien celebró la jornada del miércoles por la noche en la Cámara de Diputados donde se dio media sanción a la anulación de los vetos de Javier Milei que eliminaban varios organismos.
Al escenario también subieron Hugo «Cachorro» Godoy, de la CTA Autónoma y Hugo Yasky, de CTA de los Trabajadores. Este último fue el único dirigente que mencionó a Cristina Kirchner como una presa política de la administración libertaria. También se vieron a otros dirigentes K, como el docente Roberto Baradel.
Una presencia que sorprendió fue la del líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, que salió del ostracismo y se mostró con su pareja, la ex candidata a intendenta matancera, Patricia Cubría. Con bajo perfil, el ex funcionario de Alberto Fernández se mezcló entre la muchedumbre y se mostró equidistante frente a la pelea entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner por el liderazgo del PJ de la Provincia.
La jornada de protesta se realizó bajo el lema «Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo» y no sólo dio pie a la «reentré» de los movimientos sociales en la agenda pública frente a un gobierno que busca disolverlos a toda costa. También fue la excusa para la presentación del ‘Frente por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios Justos», que incluye a la UTEP, a ATE pero también a gremios del transporte. Juan Carlos Schmid (CATT y Dragado y Balizamiento) y Juan Pablo Brey (Aeronavegantes) formaron parte de la foto de «familia» de la entidad. «“Nos movilizamos en defensa por los desocupados, los discapacitados, los jubilados y trabajadores que día a día pierden su poder adquisitivo y ven como su salario se degrada”, destacó Brey.
En tanto, Hugo Moyano (Camioneros), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y Sergio Romero (UDA), entre otros, caminaron portando una bandera con el lema de la peregrinación. En vísperas de la reorganización de la CGT, cada grupo pareció jugar un rol diferente y pero todos optaron por no subir al escenario. El discurso final lo pronunció Alejandro «Peluca» Gramajo, titular de la CTEP, que aseguró que «no todo está perdido, tenemos la obligación de poner un freno a este gobierno» y pidió redoblar esfuerzos para «mantener esta unidad».
Previamente tres militantes sociales leyeron el comunicado de la marcha por San Cayetano que incluyó una serie de proclamas contra la administración libertaria. Además de denunciar la estigmatización de los trabadores sociales, el texto insistió en un llamado por la paz.
Al respecto, exigió «el fin de los protocolos represivos que buscan acallar la protesta legítima» al tiempo que advirtió sobre «la criminalización de la pobreza y la persecución judicial a nuestras y nuestros referentes y a todo aquel que se atreve a levantar la voz. El ajuste solo se sostiene con represión, pero la paz social se construye con derechos, no con palos».