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Osteoporosis: una epidemia silenciosa que en los hombres se diagnostica tarde

Hoy hablar de osteoporosis es casi sinónimo de “típica enfermedad femenina”. Esto lo suele pensar el lego, pero también muchos médicos que no conocen una estadística de este campo de la salud: del total de fracturas de huesos atribuidas a esta patología alrededor del 40% son sufridas por varones.

Y ¿cuáles son las más comunes? Como en las mujeres: de cadera, de alguna vértebra o de la muñeca.

“Es así: de cada diez fracturas “osteoporóticas” asociadas a esta enfermedad que registran los médicos –no las causadas por un golpe o traumatismo en personas sanas– entre tres y cuatro ocurren en varones”, le aseguró a PERFIL el doctor Osvaldo Messina, ex-Jefe de Reumatología en el Hospital Cosme Argerich y miembro del Board de la Fundación Internacional de Osteoporosis. Y agregó: “cuando un médico atiende a una mujer posmenopáusica con una fractura, enseguida piensa en una posible osteoporosis y suele indicar una densitometría, que es el estudio que permite hacer el diagnóstico rápido para empezar a tratarla. Pero cuando el fracturado es un varón, esa indicación ya no es tan frecuente y se suele pensar que la ‘causa’ es el golpe”: el típico “se cayó jugando al fútbol”.

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Algo parecido dice la endocrinóloga María Belén Zanchetta, directora médica del Instituto de Diagnóstico e Investigaciones Metabólicas (IDIM): “La osteoporosis en el hombre es una situación infravalorada, subdiagnosticada y subtratada” afirma con contundencia la actual directora del “Magíster en Osteología y Metabolismo” que se dicta en la Universidad del Salvador. Y ofrece números: la prevalencia de osteoporosis y fracturas ha aumentado en las últimas décadas de forma más pronunciada en la población masculina que en la femenina. Entre principios de la década de 1990 y mediados de la década de 2000, la prevalencia de osteoporosis y osteopenia se duplicó en hombres mayores de 50 años en los EE.UU., alcanzando el 4% y el 38%, respectivamente. Y para ponerlo en una perspectiva bien entendible, la experta afirma: “la probabilidad de que un hombre sufra una fractura osteoporótica a lo largo de su vida es mayor que la de desarrollar un cáncer de próstata”.

“En esencia, cuando la persona pierde masa ósea, el hueso se vuelve más frágil y más proclive a fracturarse”, explicó la doctora Lucía Zárate, especialista en reumatología del equipo de DIM Centros de Salud. En el hombre, especialmente a partir de los 70 años, se convierte en un problema. “Y lo peor es que se enteran de su problema tras sufrir la fractura y no antes, como sí suele pasar en las mujeres, cuyos ginecólogos suelen estar atentos a esta posible enfermedad”.

A esto se le suma otra delicada característica particular de esta patología en el varón: su evolución a mediano plazo. “En base a la experiencia y a las estadísticas epidemiológicas, podemos decir que si un hombre tiene diagnóstico de osteoporosis y se fractura, su pronóstico respecto a esta enfermedad a futuro es bastante peor que el de una mujer”, dijo Zanchetta. Y se explayó: “básicamente, se ha visto que esos varones tienen un mayor riesgo de volverse a fracturar y se asocia a una mayor tasa de mortalidad. Podríamos decir que en estos varones se vuelve una enfermedad más severa que en la mujer”, resumió la especialista en osteología.

Lo curioso es que, pese a que estas son particularidades bien conocidas por la medicina, “aún así menos del 20% de los hombres con osteoporosis reciben tratamiento en tiempo y forma, incluso considerando aquellos que han tenido ya fracturas previas”.

Estudios. Con tanto conocimiento del tema, no es extraño que las guías médicas actuales recomienden que todo varón que cumpla los 70 años, independientemente de que haya o no tenido alguna fractura reciente, se haga una densitometría para determinar el estado de salud de su esqueleto.

Este estudio es simple, no invasivo y está cubierto por las prepagas y obras sociales. Básicamente, es una radiografía especial que el médico analiza luego para cuantificar la densidad mineral ósea, medir la pérdida de hueso y evaluar el riesgo que cada persona tiene de sufrir una fractura por estas causas.

Algo que destacan los expertos es que el hombre iguala a la mujer en el riesgo de esta patología más tarde en la vida. ¿por qué? “Por su mayor reserva de hueso durante el desarrollo en la pubertad”, dijo Zanchetta. “En esa etapa logra un esqueleto más grande y fuerte que el de la mujer, lo que, en el otro extremo de la vida, le da un plus”. Pero para poder llegar en las mejores condiciones, es esencial la buena alimentación y la actividad física adecuada, ya que en ese momento se desarrolla hasta el 40% de la masa ósea. Las personas que en esa etapa hacen deporte y siguen una buena dieta que aporte alrededor de mil miligramos de calcio diario y vitamina D logran un efecto protector que les será útil para los años de la tercera edad.

La prevención es clave. Como dice Zárate: “en esta patología, como en tantas otras, prevenir es mucho más barato que ‘curar’. Basta pensar en que curar una fractura suma los días improductivos, el costo de internación, el valor de la prótesis, lo que significa la operación. Y todo eso muestra que diagnosticarla y tratarla antes de que cause daños es mucho mejor”.

¿Cómo se hace la prevención?

E.G.

Así como es de extendida, esta situación puede ser prevenida. ¿Cómo? Para Zárate una de las claves es el ejercicio físico: “no solo caminar o hacer actividad aeróbica, como siempre suele recomendarse para el corazón. Hay que sumar también actividad física de fuerza, con peso y carga adecuada a cada paciente y edad. Esto sirve para generar nueva masa muscular y ósea”.

Messina suma: “hay deportes especialmente adecuados, que no son de impacto ni de choque. Recomendamos caminar, trotar, bicicleta fija, golf, incluso voley ‘playero’ y tenis. Natación en cierta medida, aunque es cierto que no mejora tanto la masa muscular. Si quieren correr, deberían hacerlo en césped o en cintas. Y el fútbol no está recomendado. “Caminar alrededor de 10 mil pasos diarios, a un buen ritmo, acorde a la capacidad cardiológica y la edad, es la mejor opción”.

Para Zanchetta, la dieta también aporta prevención: “que sea rica en calcio y vitamina D. Si la persona es celíaca, tiene mala absorción o alergia a la leche, hay alimentos fortificados que sirven”. Y, por supuesto, dejar el cigarrillo y los excesos de alcohol y de café son otros elementos “anti-osteoporosis”.

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